Años atrás
le robaron la vida
al tormento que construías
cerca del mar te regalaron
las luces más verdes
que tus ojos ciegos
ya no reconocían.
Dormiste por siglos
dejando tu piel exquisita
a la suerte de los pescadores
de los escaladores infinitos
amando sin caminos
por los rumbos de esta vida.
Hace años... muchos años ya
te me fuiste a caminar
a recorrer el universo
de una paleta de sabores
que solíamos describir
manchando el lienzo de azul
con el pincel amargo
que se desprendía de tu corazón
en ese último beso
que silencioso
le robaste a la orilla.
Pasaron los días
y aquellas semanas
pasaron de largo los meses
saludando cordialmente a los años
con cada lágrima que rozaba
el minuto que se perdía
en la inmensidad de mis manos
y en las mejillas que nunca
coincidieron con el vuelo
de tus abrazos.
En un tiempo
en estos tiempos
tu cuerpo se hizo deseo
de mis labios brotó la chispa
que regresó a la inocencia
de la infancia y sustancia
del deseo reservado.

Ahora déjame desnudarte
desprender de tu piel
la ternura de tus besos
en este loco espacio
que carece de tiempos
de relojes de arenas
que en honor a esta tierra
decidieron regalarnos
la ausencia de la lejanía
y la cercanía de nuestros cuerpos
que en una melodía perfecta
se unieron en este cementerio.

Nathalia Rojas Acacio