Pasan los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas;
los retoños de nuestro amor, no calman la tristeza y la soledad.
De pronto las aguas de la esperanza y la fe ruedan,
por los surcos que el tiempo a olvidado en mi rostro.
La vida sigue, pero no borra las marcas que va dejando a su paso;
de día no se piensan, sólo se sufren;
de noche se piensa y se intenta borrarlas.
No hay momento, no hay tiempo, no habrá vida
que logre olvidar lo terrible y lo inmenso de los errores cometidos.
Pasan los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas;
corro y corro para dejar lo pasado atrás,
me detengo y veo pasar el río de mi vida,
que corre entre las montañas del tiempo y tu recuerdo.
Es oscuro y triste, lento y calmado,
es un río de lágrimas que caen por ti.
Lágrimas que me traen tu recuerdo
y la esperanza que vuelvas a mí.
Espero que el tiempo pueda secar
éste río de lagrimas tristes y
lo transformen en un camino de alegría y felicidad
que te traiga de regreso hacia mí.
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