focaliso en la superficie del paisaje un beteado, que solo el caoba puede dibujar en si mismo; que ni el tiempo, ni la lluvia, ni el aseo diario de la luz solar, borran hoy. una garua de energia cosmica.
los diferentes verdes del follaje agasapado, pelean entre si por ver, como ven los ojos enamorados,
el costado tibio de la agonia del crepusculo, que hoy ausente permite que una via libre de ataduras, estampe ademas un arco iris de yapa.
todo parese entreverarse como en un guisado de sustancias primarias, en un laboratorio que expirara junto con su formulas, en un ataud negro, como la noche que se avecina. pero el sol, se impone primero con su tempera amarilla y luego con sus medallas, no tiene piedad de sus subalternos, que como esclavos construyen un dia de ordago, a su lado, de su mano.
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