(Carta abierta al tío Angelo... y pobre que reclames y me molestes en la noche):
Alzo la cabeza con cierto orgullo. Me miras con esos ojos de copas de vino y te atreves a sonreírme con picardía. Te pierdes en el cielo y luego apareces... jugando con los interruptores del living. Eres todo un chiquillo, qué lástima que te hayas ido tan pronto. Eras un enano cuando Dios te agarró del brazo y te llevó a conocer el cielo, sin pasaje de vuelta. Parece que se arrepintió, porque me haces perder la paciencia. Mi oreja hierve. Vamos, no te escondas, si sé que estás ahí. Al menos me cuidarás cuando esté en el bus. No sé, últimamente he soñado que tengo un accidente en la carretera. Y me da miedo, porque a mis 15 años voy a viajar sola... ni siquiera con mi ruidosa comitiva del ahora II medio. Tengo deseos de llegar a Puerto Varas, volver a probar esos manjares alemanes, respirar la brisa del lago Llanquihue, comprar recuerdos a todos, salir a pasear, conocer a más gente... Ay, querido ángel, no sabes todos los pedidos que tengo. Además, toma en cuenta que voy a estar todo febrero en Santiago, donde no va a haber ningún alma circulando por ese apestoso centro. Al menos tendré más tiempo para escribir. Vamos, ángel, ayúdame. Te prometo que no vas a estar sólo. Ya tienes suficiente compañía allá arriba para que emitas reclamo.
Ángel, cuídate y por favor, cuídame. Si no es mucho pedir, son sólo quince horas de viaje en un buen bus. Y no se te olvide vigilar a tu sobrino en el matinal, mira que no voy a poder verlo en el televisor del bus, a menos que los auxiliares se sensibilicen conmigo.
Adiós, y que estés bien.
Bajo la cabeza con tranquilidad. Voy de inmediato a hacer mi equipaje.
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A todos los cuenteros, muchas gracias por sus comentarios. Realmente me han dejado muy contenta. Simplemente quiero aclarar un punto. El tío Angelo no tiene parentezco conmigo; es el tío de mi mejor amigo que lleva su nombre. Sin embargo, lo siento como mi tío, eso se los explicaré más adelante. En todo caso no se sientan por este error que es mío más que nada.
¡Gracias!