Érase una vez un chico feo, que vivía acomplejado porque pensaba que era feo. Cuando preguntaba a los demás si era feo, siempre le decían cosas para que no se sintiera herido, porque él era feo, pero tenía un gran corazón. Cuando había que celebrar una fiesta, los demás niños lo dejaban de lado, pero los padres de los mismos confiaban en él para cuidar de sus hijos, porque él era feo, pero era responsable. Cuando alguno de sus compañeros de instituto tenían una duda que preguntar, siempre acudían a otros compañeros, hasta que él se acercaba y les respondía, porque él era feo, pero era listo. Las chicas no aceptaban mantener relaciones con él, pero no querían perder su amistad, porque el era feo, pero sabía escuchar. Cuando alguien perdía la fe en el amor, nunca creían en él como una posibilidad de pareja, pero siempre acudían a él para encontrar apoyo, porque él era feo, pero sabía querer.
- Bueno, se me ocurre una pregunta: ¿Realmente ese chico era feo? |