Soy nada. En este pozo sin fondo en que se convirtió mi vida sólo veo oscuridad, figuras sin forma que no representan nada... que son como yo.
Hay una tenue luz que ilumina suavemente, cada vez con menos fuerza, alumbrando sentimientos. Esa pequeña luz es lo que me mantiene en pie, soportando una vida sin vida, y esta inercia infinita que me rodea. Ya ni el tiempo es consuelo, pues parezco sostenida sobre él mirando desde arriba, preguntándome si cada minuto que pierdo le pertenece a alguien más, si cada pensamiento perdido llegará a su destino.
No basta estar o ser. Estas sensaciones abandonadas en mi cuerpo como huellas de que existí alguna vez me recuerdan eso que ya no soy, eso que hoy no me acompaña.
Y pienso inútilmente, tratando de explicar un destino que me elige sin pedirlo, una tristeza que me escoge de entre millones como quién escoge un chocolate; y oigo lo que dicen, lo que piensan y hasta lo que sienten, en este mundo tan mío... tan de nadie. Se mezclan los colores y las formas en un vaivén que simula a una ola, que jamás regresa a su mar. Esa ola que envuelve mi vida entre agua salada y un toque de melancolía.
Comparto esta casi-vida con una musa que se escapa por la ventana cuando la tristeza la agobia, y unos recuerdos perennes que parecen taladrados en mis huesos, imborrables y silentes, que gritan un regreso. Y este nudo, como miles de hilos que convergen y se pierden unos en otros, congregados en esta garganta que se queda sin voz, en esta alma que va perdiendo su esencia. ¿Cuántos golpes necesito para aprender que la esperanza no existe? ¿Cuántas lágrimas me faltan aún por llorar para lograr vivir de nuevo?
Estos sentimientos congelados en la nevera se niegan a morir, y ya no hay espacio para nada más. No hay opciones o caminos, sólo un presente sin futuro, y un pasado atormentado.
Lo sabía... sabía que debía contenerme, que sentir es peligroso y que arriesgarse es perder, pero este terco corazón nunca escucha a una mente ahogada en sus propias ideas.
¿Cómo se olvidan las caricias del alma? ¿Cómo se separa una vida en dos? ¿ Como se olvida lo inolvidable?... esas preguntas sin respuesta son el motivo por el que pierdo la batalla contra la ausencia, y trato de fingir, de convencerme de que puedo hacerlo, y de que este intento tiene un motivo, y hasta trato de asegurarme de creer que no estoy vacía sin ese amor, de que no lo era todo.. entonces ese mismo amor que trato de asfixiar entre palabras me grita que soy ilusa... ¿Con que armas pretendo ganarle si no tengo nada?
No hay espacio a mi alrededor, sólo vacío, sólo más nada... no puedo moverme. En cada esquina de esta vida veo a una nostalgia sonriente de ser mi dueña una vez más, después de unos instantes efímeros. Ahora la fría realidad es todo lo que me queda. Una cama vacía, pues ni yo misma estoy, un calor que se evapora de aquellos besos guardados en mis labios, un amor momificado que se niega a ser enterrado, un adiós de mentira que parece una pintura sin marco, sin sostén, pero adiós al fin; una luna que sabe más de lo que debe y calla menos de lo que quisiera, porque esa blanca luz me acompañó en esas noches perfectas de cielos con estrellas, respiraciones forzadas y almas entregándose son límite... Me quedaría de por vida en uno solo de esos instantes.
¿Ahora como me desvisto de dolor cuando esta ropa ya está adherida a mi piel? .. Quema, como quema el hielo seco, como quema un amor sin salida.
Esperaré un final en donde ya hay otra protagonista, donde el tiempo se desvanece entre mis dedos, y el espejo refleja un alma cansada y una mirada perdida. Un final sin ti a mi lado, y contigo hasta en el alma.
Y aquí estoy...llena de nada por enésima vez, desde que estoy... sin ti
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