Prometí no tener nostalgias de mediodías,
Pero te soñé como sólo se sueña
Con el paso de los años
Y sólo hoy me doy cuenta
Que una amiga me lo dice en su canción:
París ardió un día en el fuego de tu espalda.
Frívola:
Era un niño entonces para percatarme;
Sólo sé que no sabía quemarme las manos.
La Habana 27/11/04-1005
Texto agregado el 07-01-2005, y leído por 132
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Lectores Opinan
11-01-2005
¿Cómo puedes lograr la belleza de que una ciudad arda en el fuego de la espalda de alguien? Me sigues sobrecogiendo, Vatel. Maravilloso poema. Al-Duende