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Ten cuidado, sólo busca lo que tú sabes. También ella es especial, vino a por ti; tal vez te cruzaste en su camino, o ella en el tuyo. Ten cuidado, ya está solucionado, pero puede volver a pasar, y te hará aún más daño. Lo has visto con tus propios ojos, sus mensajes, sus acciones... se ha enamorado de ti, no parará hasta que no te consiga. El día menos pensado te pedirá que os acostéis juntos. Ten cuidado, no quiero que enfermes de nuevo, estuviste cinco meses sin diferenciar el blanco del negro, sin escuchar nuestros consejos, no podías sostener tu cuerpo, perdiste tu fuerza sansónica, te has dejado largo y suelto el cabello, tu mente se volvió loca e inestable, intentaste regalar tu alma a Lucifer... Ten cuidado porque puede repetirse. Nosotros te queremos, ¿lo entiendes?. Ella ha comenzado a disparar cantos de sirenas, tú eres su objetivo, desea que caigas en sus manos enamorado también. Y cuando le digas que no... Ten cuidado, es muy peligrosa, y lo sabes.

¿A qué estás jugando? Todo terminaría con un movimiento de mano, de tu mano. ¿Teniendo unas grandes tijeras para cortar la tela de araña que tú mismo has fabricado con el paso del tiempo, por qué no haces nada?.





No responderé a tus súplicas y preguntas. Yo soy así y punto, estoy adiestrado para guardar pensamientos y otras cosas. No cortaré la red porqué no tengo esa necesidad. Ahora me encuentro muy a gusto y bien, la nueva situación es cómoda tanto para mí como para ella.

Imaginaba que algún día ocurriría algo así. Ya pensé lo que me has contado, desde el día que besó mis labios con una fuerza descomunal en aquel imprevisto momento, parecía intentar sanar mi corazón, mi cuerpo; no hice nada, no moví los músculos, ni siquiera parpadeé, dejé que terminara, tampoco miré sus ojos, giré mi cabeza y seguí haciendo mis cosas como siempre. No me dio una explicación. Han sido tantas las veces que me ofreció su casa y tantas las negadas... Sólo fui una, y me aseguré de estar bien escoltado. No soy ningún cobarde pero...

Gracias por quererme, aconsejarme y cuidarme. Sois unos grandes amigos. Es una suerte que nos hayamos encontrado y vivido juntos esto. Gracias. Tienes razón, volverá a pasar, será terrible, tendremos a la muerte vigilando de cerca, nos perseguirá hambrienta y alguno caerá. Unamos nuestras almas para defendernos de los que acechan.

¿De verdad piensas que ella no es mi misión? Algo falla en esta historia, muchas cosas no encajan. ¿Y qué de mi necesidad de salvarla? Si mi misión es otra, no aparecerá hasta que no sienta el trabajo cumplido, hasta que ella no desaparezca de mi cabeza. Tendría que huir de su entorno, de su círculo que aún es mío. Debería abandonar mi vida mortal y empezar de cero...

No, no estoy preparado. Sacrificaré mi alma para que no ocurra, me he esforzado lo impensable durante estos años, seguiré hasta que no termine o la Palabra de Dios me llame.



Seguramente haya vuelto al principio de nuestra relación. Sí, mucho antes de las apoplejías psicópatas que han acostumbrado a asediarme sin piedad, cuando la luz reinaba nuestras vidas y la alegría nos defendía con seguridad, sí, cuando éramos jóvenes sin intereses y festejábamos fiestas hasta el amanecer... Sí, seguramente esté en el principio, pero ya no es lo mismo. Nos hemos vuelto distantes y fríos, desafiantes y desconfiantes. Da igual, ha de ser así, son cosas del Destino que no se pueden cambiar. Si no, todo sería monótono, un disco de vinilo con años de más.

Me volverá a utilizar. También lo sé. De hecho, ya lo está haciendo, pero prefiero eso a que me odie. Me volverá a utilizar mientras siga a su lado, mientras desvíe los dardos venenosos que son lanzados contra ella. Lo soportaré, puedo soportar mucho más, soy un ángel y ella lo sabe.





¿Ocurre algo?. (Sí. Tú) ¿Cómo?. (Has cambiado) Yo no he cambiando. (Ayer hablé con Jofiel de ti) ¿Y?. (Nos hemos dado cuenta, tu actitud es diferente, la acompañas a todas partes) Estoy curado, me comporto como era antes, no quiero estar mal con ella ni con nadie. Y tú deberías hacer lo mismo porque empiezan a notar algo raro en nosotros. (A mi me da igual, ¡que se jodan!) No digas eso que al final nos van a descubrir y se arma la de San Quintín. (Pues vale, que se arme.) El que peor sale soy yo. Mantengo una amistad con su enemigo, y podría volver a enfermar si ocurriera algo fatal. (Bueno perdóname. Pero tenemos razón, acabará por atraparte y no seremos capaces de ayudarte) Es un riesgo que he de correr.



No lo acaban de entender, ni ellos ni nadie. Desearían que me dejasen libre, que me dejasen chocar contra un muro de acero para que, quizás, pudiera despertar. No, la mejor solución no es enfadarse, yo elijo la de callarme. Sí, guardar un silencio respetuoso, tétrico y frío, como siempre. Sí, uno de esos silencios que piden a gritos la pregunta ¿qué te pasa?. Lo elijo porque no conozco otro diferente, no quise aprender más ni querré.

Oh sí..., el silencio de los ángeles...

Texto agregado el 10-07-2003, y leído por 228 visitantes. (1 voto)


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