Llueve en mi rincón
egoista y silenciosamente
lloviznas de tristeza y desamparo
de apegos que de añejos
se hicieron parte de mi sombra.
Llueve en mi rincón
tempestades prohibidas por las gentes
que siembran el rechazo a lo distinto
a la inestabilidad de mi locura.
Lluevo recuerdos, imágenes ebrias
en los soles de mis ojos
me desapego con dolor a cada instante
del embrujo que cubre tu persona.
Llueve la niña que me habita
hoy reclama impertinente la tormenta
que el viento le señale un buen puerto
donde pueda regresar y estar a solas.
Lluevo y me vomito de mis nubes
y vacio mi alma sin destino
me lleno de mis sueños invisibles
de esperanzas en el nuevo amanecer.
Descanso al fin a la orilla del camino
son muchos años saltando a la maleza
dejo de lloverme nauseabunda
y me uno a los pasos de mi historia.
Texto agregado el 06-01-2005, y leído por 218
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
28-02-2005
De la lluvia a la calma. De la purificación a la consagración que apenas se vislumbra en la última frase. Sigue escribiendo que tus letras no estan muertas, pero pueden matar como el manto de Morfeo. Montt
06-01-2005
Vayan mis estrellas para vos, me gustó muchísimo, escribes hermoso. Magda gmmagdalena
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