Sara, Pilar y Esther se mostraban entusiasmadas ante la idea de aquel viaje. Lo habían estado planeando desde hacía meses y por fin se acercaban las vacaciones. Se aproximaba el momento de coger el coche y huir del bullicio y el estrés de Madrid, poner rumbo al sur y perderse en aquella ciudad costera que habían elegido como destino de sus vacaciones, como paraíso donde pasar unos días llenos de sol y playa y noches azules de fiesta. Entre todos los preparativos, a alguien se le ocurrió la idea de grabar una cinta con las canciones del verano para amenizar el viaje y Sara se ofreció a hacerlo. Así lo hizo y para asegurarse de que se había grabado bien decidió probarla en su equipo de música. Puso el volumen alto para escucharla mientras estaba en su dormitorio, eligiendo la ropa que se llevaría en el viaje. Al llegar a una canción en mitad de la cinta, escuchó unos ruidos de fondo. Vaya, ¿cómo se habría grabado mal precisamente aquella canción que era una de sus preferidas?. La rebobinó y volvió a ponerla, ahí estaba ese ruido aunque, al prestar mayor atención le pareció que no se trataba exactamente de un ruido de fondo. No podía distinguirlo exactamente, pero era como si algo más se hubiera grabado junto con la canción.
Aquella tarde había invitado a Esther y Pilar para tomar café en su casa y hablar sobre los últimos detalles. Al llegar sus amigas y mientras charlaban distendidamente en el sofá con una taza de café, les habló de lo que le había pasado en la grabación de esa canción que tanto le gustaba. Sus amigas pidieron que la pusiera y Sara así lo hizo, subió el volumen y efectivamente, allí estaba aquel sonido extraño que ya no sabía exactamente como catalogar. Esther y Pilar se mostraron bastante interesadas, especialmente esta última que era aficionada a todos los temas paranormales y enseguida intentó darle una explicación sobrenatural a todo aquello. Para salir de dudas decidieron llevarle la cinta a Adrián, un amigo suyo que trabajaba en una emisora de radio para que la depurara e intentarás averiguar que era exactamente lo que se escuchaba como fondo en aquella canción. Así lo hizo Sara a la mañana siguiente y a mediodía recibió la llamada de Adrián:
- Me gustaría que esta tarde os pasarais las tres por la emisora, es referente a esa cinta
- ¿has conseguido averiguar algo?- preguntó Sara
- Sí, pero prefiero que lo escuchéis por vosotras mismas.
Aquellas palabras de Adrián sembraron la inquietud en el interior de Sara. Inmediatamente llamó a Esther y Pilar contándoselo todo y quedando con ellas esa tarde para ir juntas a la emisora. ¿Qué podría haber averiguado su amigo para no haber querido desvelarle nada?.
A las seis en punto estaban las tres amigas en la emisora. Adrián las recibió con un gesto bastante circunspecto, lo cual no hizo si no aumentar la preocupación que ya empezaban a sentir. Las llevó hasta una sala de grabación
- Bueno antes de nada quiero advertiros que lo que vais a escuchar es bastante fuerte, pero tampoco quiero que os asustéis ni hagáis ningún drama de esto
- pon la cinta de una vez y salgamos de dudas- contestó Pilar- esto empieza a parecer una historia de terror.
Adrián se dirigió hacia una mezcladora, encendió el amplificador y los altavoces y pulsó el play
- lo que vais a escuchar ahora es el ruido de fondo que se escuchaba en la cinta, separado de la canción, depurado y amplificado, el sonido no llega a ser perfecto pero creo que las palabras se escuchan con bastante nitidez.
Al principio no se escuchaba nada, pasaron unos segundos y de repente se comenzó a escuchar una voz, parecía muy angustiada, y entre sollozos decía lo siguiente:
“peligro...peligro mortal...el camión...accidente....a las once en punto...oh Dios mío las tres niñas...peligro”.
La grabación finalizó, Adrián rebobinó y volvió a pasarla por si no habían escuchado alguna parte con la suficiente claridad.
Las tres chicas estaban petrificadas, pálidas, como si toda la sangre hubiera abandonado sus cuerpos, no podían dar crédito a aquellas palabras aterradoras que acababan de escuchar y por supuesto confiaban en Adrián como para saber que no se trataba de ninguna broma.
Aquella noche se reunieron a cenar en casa de Esther y como era lógico el tema de conversación no podía ser otro. Estaban asustadas, faltaban dos días para su viaje y era como si una voz de ultratumba les hubiera advertido del peligro de un accidente. Se trataba de una cacofonía y Pilar creía ciegamente en todos aquellos temas así que no podían dudar de la advertencia. Le dieron mil vueltas a la cuestión para ver que podían hacer; una posibilidad era cancelar el viaje pero eso era algo que ninguna de ellas deseaba después del entusiasmo con que lo habían esperado. Finalmente Sara haciendo uso de su privilegiada mente racional hizo una propuesta a sus amigas:
- La voz decía que el accidente sería a las once en punto, así que os propongo lo siguiente, salimos a la hora que teníamos prevista y a las diez y media paramos en algún bar de carretera y permanecemos allí hasta las once y media. Así evitaremos la hora en que según esa voz se producirá el accidente, y no nos importa llegar una hora más tarde.
Evaluaron esta propuesta y las tres coincidieron en que podía ser una buena solución, así que finalmente decidieron hacerlo así.
Dos días después emprendieron el viaje. Esther conducía y el ambiente era bastante tenso en lugar del distendido trayecto que habían esperado realizar. A las diez y media pararon en un bar de carretera, pidieron unos cafés y permanecieron allí hasta las once y media tal y como habían planeado. Un poco más animadas por el efecto restaurador del café y por el hecho de que ya hubiera pasado la hora fatídica a la que la voz les advertía del accidente reemprendieron el viaje. Unos kilómetros más adelante se encontraron con un pequeño atasco, fueron avanzando lentamente hasta ver aparecer unas luces fluorescentes, se trataba de dos coches de la guardia civil de tráfico y una ambulancia. Un camión se había salido de la carretera y se encontraba completamente volcado en la cuneta. El nerviosismo las invadió por completo, sacaron el coche de la pequeña caravana que se había formado y aparcaron un poco más adelante. Descendieron del vehículo con el corazón encogido, sin poder intercambiar palabra y se acercaron hasta el lugar de los hechos. Había otro camión aparcado, que por lo visto había sido testigo presencial de lo acontecido. Al acercarse un agente les cerró el paso.
- Lo siento señoritas pero no pueden pasar
- ¿qué ha ocurrido agente?- preguntó Sara completamente nerviosa y cariacontecida
- el camión se ha salido de la carretera y ya ven donde ha ido a parar
- ¿ha habido alguna víctima?- inquirió Pilar
- el conductor salió disparado de la cabina y ha fallecido poco después, otro camionero intentó auxiliarlo, pero poco se pudo hacer.
Las tres amigas miraron al hombre que debía ser quien lo había presenciado todo. Estaba sentado en una piedra y con la cabeza entre las manos, su rostro reflejaba el impacto de lo que acababa de presenciar. Se acercaron lentamente hacia él sin saber exactamente por qué. El hombre levantó la mirada y las observó, los nervios lo tenían al borde de las lágrimas. Esther se atrevió a preguntarle
- ¿Cómo ha ocurrido todo?
- no lo sé-contestó el hombre- no había causa aparente, no pasaba ningún coche ni nada que lo forzara a hacer ninguna maniobra extraña, de repente el camión dio un giro brusco y se salió de la carretera, no me explico que ha podido pasar, pero lo peor de todo es lo que dijo antes de morir cuando intenté ayudarlo
Las tres lo miraron fijamente y llenas de inquietud, invitándolo a continuar
- no tiene ningún sentido, sus últimas palabras fueron “las chicas, las chicas, menos mal que las chicas se han salvado”.

Jayro, Septiembre de 2.002