Temblando corriste el telón y comenzó la actuación. Hubo sonrisas y ansiedad de punta a punta, de cuerpo a cuerpo, de tono a tono.
Por fín tu silueta en el centro del escenario. El lugar se vestía de colores fuertes, telas hindús colgando de las paredes, focos envueltos en celofán rojos, amarillos y verdes, jazmines que aromaban tu danza y calas que aclaraban la obscuridad del espacio que tenías sólo para vos, un salón del largo de dos brazos y del ancho de uno.... era suficiente...
Se vivía un ambiente sombrío y bohemio, pero la blancura que emanaba de tus movimientos brillaba en los ojos del público y dejaba a todos boquiabiertos...
Diste un salto, cuando la música soltó lazos dando un acorde disonante y fuerte... no pudiste mas, soltaste el aire, te desamarraste del cielo, y caíste como un ave que se rinde y deja de luchar con el viento...
El silencio de los otros se tornó eterno, el asombro se maximizó hasta el punto de convertir todo ese sentimiento de incertidumbre en una tristeza infinita... la música no paraba, tampoco se oía... todo estaba callado, como en una sintonía de ahogos colectivos, en donde todos quedan sin aliento, sin saliva....sin más que decir... sin más que esperar.
Esperando
Esperaban
y esperaban
De pronto te vieron sacar dos alas, dos notas, dos ojos, y fue como un rayo, duró dos segundos, dos segundos que nadie vivió, que nadie recordó luego, cuando ya te habías ído
y todos te mirábamos
dormir en la felicidad más eterna
que nadie descifró jamás...
yo te sigo viendo bailar
con toda esa música que te revive...
justamente,
el arte te cautivó,
como a mí... |