Estas son las cosas de las que todos siempren rehuyen. Nublada la cosa, bonita la cosa. Cosa, cosa, cosista actitud cosica. Y estas son las historias que por mas que le busques no sabes como llamarla o traerlas o anotarlas. Simplemente te quedas mirando con aires varios y letreando descripciones de hechos o ficciones, deletrando algo lejano, tanto asi que no puedes nombrar a menos que no sea con todas las palabras sumadas y en orden, y aun asi la idea te confunde, se te hace distinta al estilo de vida que siempre has creido tener o inventar, que es casi lo mismo.
Ayer vi a la Cristina de nuevo. Estaba mas bonita que antes, se le aclaro el pelo y los ojos y la forma de pararse a mirar lo que esta a su alrededor. ¿Cuanto tiempo era?. De segundo medio que no se veia, de ese dia que me habia comprado el quijote para coleccion de la tercera (que asombrosamente complete casi un año despues). Ese dia del carton y el sol y la micro que iba llena a Chol Chol y despues al campo y despues a algun lugar desconocido. Y ese dia era un ultimo dia, de esos dias culmines de jornada anual de clases cuando se abrian todas las cosas para la realizacion de lo que uno queria : moldear arcilla, tocar flauta, astronomizar, coloquiar con los albaricoques muertos del patio. El verano antes siempre fue asi. Con sequedad pragmatica y soledad de la mas preciada, soledad de flauta dulce rebotando en los ausentes pasillos del colegio quemado, sentado, parado, viendo como de a poco el sol derretia la tierra y se la llevaba consigo desapareciendo detras de la casa del Raul. A esas alturas el Raul ya tenia dos hijos, pero esa es una historia diferente, o la misma pero por otro lado, el mismo que me hizo acelerar la marcha a la ciudad metalica, odiada de por vida inevitablemente (a sabiendas desde el dia que promovi la super mudanza a Temuco). Ese viaje de retorno a casa finalizando el año escolar fue la ultima vez que vi a la Cristina. El recuerdo de ese dia se me mezcla con el quijote y el carton y el olor culmine de la micro llena, micro destartalada, unica, traumatizante, magnetisima, imprecisa, desdibujada (por uno mismo? por dos mismo?). Ese dia yo le hable fluido, con añoranza y felicidad a flor de piel, las visiones de la arcilla y el crepusculo con ecos de astronomia me levantaban un animo en proporciones geniales. Es en esos dias cuando me topo con alguien y me hago amigo del alguien o me empieza a gustar una persona o le tiro piedras a los cables de luz o me voy por atajos que son eternos y desembocan en lugares marginales o donde venden verduras o en ferias de las pulgas rematadas por ese aire de oxido caracteristico. Ese dia ya habia caido en un puesto de zapatos a mano, claveteados con algo que no parecian clavos, y en una queseria de quesos de animales extintos. Habia consultado precios y hechuras para el deleite de la curiosidad inconsciente. Luego habia comprado el libro en un kiosco y mi felicidad era culmine al igual que el sol. A las 12.05 partia la micro, cinco minutos que olvido o recuerdo dependiendo de las horas que uno le dedique a los recuerdos, pienso. Ella sonreia con entusiasmo, tanto tiempo, y que has hecho, y sabes? ahora estas distinto a antes, y cosas asi. Dos años sin verla, esa vez. Y sabias que la estefania ni me pesca cuando la he visto? y medina tambien, el otro dia lo vi en la calle. "Ahh.. yo siempre hablo con la estefania en la micro de vuelta, con medina me he visto poco, estamos a unos cuantos cursos de distancia pero tenemos buenas relaciones. El Ricardo esta con ellos tambien. Quedaron todos juntos, yo quede como abandonado en el A". Ese tipo de transparencia confesionaria solo se da en esos dias. Lo comun es asentir y quedarse ahi llevando con ausencia una conversacion creada mucho tiempo antes que la llevaramos a cabo, eso agota a cualquiera. Eso. Cualquiera. Yo me queria comprar un helado con gusto a sucedaneo de chocolate blanco que vendian en un puestito mas alla, ¿vamos? (¿vamos?. Hombre, eso es un prolijo acto de compañerismo). Ella risueñicamente, como en los viejos tiempos. Los tiempos mas remotos, chico, chico, con escarcha en las mañanas y eclipses de sol que ameritaban el revuelo de todo el colegio, del primero al octavo basico, incluyendo al kinder. El vamos desemboca en la eternidad, el vamos se cae y se para y se vuelve apenas a las 12.06, con una micro que ya se iba, llena del principio a Chol Chol y luego al campo y a un lugar desconocido... hablar, hablar, el dia se prestaba para fluir, para coquetearle, para sonreir sinceramente frente a sus historias ocurridas en el exilio mutuo. El pelo le brillaba incandescente (incandescencia agrandada por el tiempo y las reminiscencias) y en rizos naturales. Le brillaba dorado y largo, y le ondeaba por el viento tibio que se colaba por la ventana que el hombre con manta de mas alla llevaba abierta. Y miraba negro brillante, con aquellos ojos risueñicos que ponia a veces. Ella me coqueteaba tambien, me elogiaba por hablar de cosas estrafalarias, por reirme con ganas frente a historias inverosimiles que iba inventando a la par del movimiento del bus. Ella se reia y yo me reia. Era tan folletin la escena, pienso ahora, desde un dia nublado y solitario, pienso envidiosamente. En esos tiempos no se rehuian los folletines, en esos tiempos uno podia hablar de lo que quisiera por que lo quisiera, uno, dos, tres, uno siempre uno. El sol llevando una hora de pasarse por el cenit y llegando al pueblo chico y polvoriento y bajandose de la micro y llendose que con todo ese viaje congelado en el recuerdo de por vida. Porque ella seguia arriba y se despedia de formas tiernas y encontradas y...
Ayer vi a la Cristina de nuevo. Estaba mas bonita que antes, se le aclaro el pelo y los ojos y la forma de pararse a mirar lo que esta a su alrededor. Yo pare el auto al lado de ella, el tubo de escape chirriaba como de auto-de-carrera, hacia 10 minutos que lo habia chocado acarreando gente y cosas para el evento de inicio de campaña politiquera del padre, oficialmente, y se me habia dado vuelta un tarro de pintura azul en el asiento de atras y habia mucho sol y mucho polvo y mucho Chol Chol de antes que me hacia nadar en el pasado. El motor ondeaba con esa actitud que solo los motores tienen, petrolificamente adornaba el silencio y el aire caliente del dia. Ella me miro con sonrisa, yo tambien le sonrei, sonrisa a la antigua. Al segundo le hice un saludo con la cabeza, sonrei otra vez e hice partir el auto sin decir mas. Yo no di vuelta la cabeza para ver si se quedo mirando. Yo no volvi a conversar con ella de lo estrafalario como deseaba. Yo no pude dejar de recordar, con folletin y todo, con aire eterno de tiempo congelado. Yo solo le sonrei y le hice un saludo con la cabeza, le sonrei de nuevo y me fui con el tubo de escape chirriando como de un auto de carreras y el motor cantando como solo los motores pueden cantar, entre medio petrolifico y parnaso celestial. |