Todos me llamaron loco, asesino, animal; quien dió muerte a su mejor amigo. Pero ellos, todos, no saben la terrible sumusión de la q libré a ese, a Martín; aquel que más que amigo fué mi gran hermano desde la niñez.
Fué a los 14 años cuando Matín vino a mi angustiado por primer vez. tenía la frente sudada y en los ojos una pesadez horrible. Me dijo Alicia sueña conmigo, y la amo. Al principio pensé que eran aquellas locuras adolescentes que a todos no es debido agobiar, pero depués, el paso del tiempo me enseño a confirmar que realmente Alicia, aquella señora amante se le aparecía en los sueños y allí, en la soledad noctámbula se le entregaba al amor. Fué durante añosque el amor de sueños atacó la vida de martín con una violencia de afanes pero sólo hasta el día de su matrimonio, el dia mismo de su muerte, hace tres dias comprendí la aflicción inmensa. Por eso lo hice, por eso lo mate.
Y ustedes, hombres y mujeres me acusan, pues yo les digo que no han visto la tristeza de un hombre como la ví yo en a piel reseca de martín pidiendo a gritos que lo liberara de este castigo. Era cierto que aquella joven vestida de blanco era su amor en esta vida, pero el verdadero amor, la cim misma y la esencia misma del amar se encontraba en Alicia, en esa mujer que noche tras noche se le aparecía para quererle. Su matrimonio era una traición hacia Alicia; por eso, como ustedes lo saben el mismo me dio el arma; pero más que eso me dio las gracias en el momento mismo en que yo le apunte a la frente y, cerrando los ojos dispare....dispare enceguecido por el amor que tengo hacia Martín, dispare porque quería darle un sueño eterno del cual no despertara nunca...un sueño para que pudiera amarse sin temor a despertar con su bella Alicia.
Sin embargo hoy mi pena es más inmensa, y no lo es por la condena que dictarán hacia mí, lo es porque anoche comprendí la verdad. Después de dos días de interrogatorios agobiantes anoche por fín pude dormir, entonces el milgro ocurrio, la ví; ví a la Alicia de los sueños de mi amigo martín, tan bella y tibia como el me la describió, estaba arrodillada, llorando y vestida de negro. Entonces comprendí todo, comprendí que realmente esa alicia si existía, y comprendí también que con la muerte también se acaban los sueños
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