Anoche, ¡sí!, anoche tuve un sueño, fui mariposa, recorrí de norte a sur buscando una flor. Entre sus descuidos al dar mal la dirección, fui a parar al desierto, me sentí solo.... el piso estaba caliente y el sol no dejaba de arder, pero algo me decía que no era ese calor el que debía buscar, así que sin pensarlo mas agité mis alas, cerré mis ojos, la pensé, y dejé que sus suspiros en el viento me llamaran, la encontré.
Ahí estaba, con sus tallos delgados y estilizados, sus hojas delicadas me llamaban por entremedio del pasto, aquí ya no había sol, era de noche, el cielo lloraba, augurando lo que a continuación iba a ocurrir....
Radiante, tibia, hermosa, delicada y peligrosa, me señaló el lugar de encuentro les prometo, no hubiese sido tan fácil dar con el lugar, si su brillo en algún momento se hubiese extinguido.
Ahora la tuve cerca, intente posarme en su boca y sus movimientos lentos, calculados y sensuales no dejaban que los sueños de esta mariposa, tuvieran la esencia de esa rosa.
Me alejé lentamente y con mis alas fulminantes, sobre ella, comencé a cortejarla, a demostrarle que mas que un amor y fuga, lo mío era lo mas cercano a la eternidad.
Quería seducirla, quería, la quería a ella, y me sentía derrotado, ni siquiera el esplendor de mis alas logro impresionarla.... ella seguía con sus movimientos y yo ahora sin armas me sentía vencido. Gire lentamente disponiéndome a correr, a volar lejos, cuando una hoja me tomó por la espalda y luego la otra, bajando lentamente con sus pétalos por entre mis alas. En ese momento toque el cielo, aquella masa negra que aún lloraba, nos veía de testigo.
Tomé sus hojas , mi cabeza buscaba solo la parte de encima, donde comienzan los besos...
El ritual ya se cumplía y los recuerdos de otras vidas, hacían y transformaban, todo lo vivido, en un error, mi corazón firme , lloraba, sus lagrimas de sangre, eran provocadas por espinas que perforaban como agujas ese lugar.
Mi canto , que no mostraba , la pena desatada, por el arrepentimiento de esa rosa, intentaba cambiar la sinfonía de tristeza en los vientos...
En ese momento, acordamos no sufrir.....varió...
el amor en un sueño, el engaño, la dicha, la felicidad, el arrepentimiento, en algo, que existió, pero nunca, al parecer lo fue...
Prometí cobijarla del frió hasta la mañana , para cuando ella hubiese despertado , yo ya no estaría.....pasaban los minutos y yo contemplaba sin perder detalle, su faz...
El cansancio, se convirtió en aliado del sueño y en un momento me cerró los ojos...para cuando desperté los suyos tenían frescura y su boca reía a mares.....otra rosa caía presa del agua en una borrachera inexplicable...
Con los sentidos despertando despacio, una sorpresa, los levanto con bulla de la nada y apartando del abrigo mis alas, me besó... y no conforme nos besamos, evaporando lentamente el agua de la lluvia de anoche, me pidió que la cubriera, la abrigara, la besara...
Y no satisfecho Dios, transformó mi amor en algo de piel, un amor que se escondía adentro, lo obligó a aflorar...
Sus hojas no dejaban rincón de su cuerpo sin descubrir y mi amor, con mis alas buscaba entre sus pétalos, algo que la hiciese vibrar, el rocío no bajaba del cielo, salía de nuestros cuerpo, ¡eran uno!, y cumplíamos a la perfección, lo dicho por la madre tierra, en donde los pistilos de luz, el aroma y el polen, me atrapaban para que solo el viento, los arrancaran de mi, teníamos que dejar en nuevos suelos la huella del amor...
aunque esto cambiaría...
Nuevamente una tormenta , esta vez , en el corazón de mi rosa, le trajo consigo esos recuerdos... esos recuerdos, derrumbaron tu sonrisa, apagaron tu mirada, y tus ganas de mi.
Sentí que era el momento de volar, íbamos en sentidos contrarios, el agua brotaba de mis ojos...volaba, una vez lejos, esta mariposa quería volver a ser cuncuna, se encerró y tomo una hoja donde grabó todo lo maravilloso que fue y el amor que siente...es que aquí estoy, escondido y soñando, que quizás mañana, me llames, o mas tardar, en un sueño...la próxima primavera...
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