Inicio / Cuenteros Locales / isa-bell / No sé por qué (o las turbulencias de un amor imposible)
No sé por qué recuerdo siempre el pasado cuando escucho “Las cuatro estaciones”. Hay algo en la música que cuenta minutos al margen de mi tiempo, al margen de mi, al margen de la propia vida identificada, como algo paralelo a la existencia.
No sé por qué pienso que mis cuadros inventan otros colores que yo no veo. También he descubierto la ausencia que éstos dejan entre mis manos.
No sé por qué siempre olvido calificar las sonatas, las melodías, las canciones. “Me gusta o no me gusta” –me digo-. Y si revuelvo entre los libros, el autor mismo, sin conocerme, se lanza a mis brazos, afirmando que nos gustamos, desesperadamente. Y siempre acierta, siempre.
No sé por qué hay algo oculto entre las letras.
No sé por qué, él, precisamente, me engañó. Fue, quizás, un compromiso, urdido al margen de nosotros mismos. ¿Es esto posible? Un pacto interletras, intersensu. Y hasta creo que me invento las palabras. Hay algo que se ha descabellado en el propio juicio de las cosas.
No sé por qué me aparté de una “metamorfosis”. Después, El Miedo, vino a explicarme que él hace su propia labor de complicarlo todo aún más. Pero yo me aparto de algunos seres como se aparta el ego de lo que no le satisface. Aunque esa ha sido, precisamente, mi perdición. El Ego. Mi propio ego, en pecado mortal leyó “El Castillo”. No hay ningún ego que resista algunas fortalezas. Ningún ego resiste las de un agrimensor que investiga su propio destino, mientras te agarra por los ojos, te ata el corazón y tira de tu mirada, apropiándosela, mientras ego y no-ego se miran, alejados de cualquier conspiración, al menos consciente, sujetándose, mientras tanto, en ese aturdimiento embravecido, inquieto, que todo lo transporta por una edificación profunda. Sin embargo su inexistencia habla por si misma.
No sé por qué, desde entonces fluyo por esa marea que parece ser tormenta, pero que no es sino un círculo, un ave, casa y materia del futuro, provocación, misericordia para un aprendiz de pintor.
No sé por qué sigo helada, en un verano de playas, petrificada entre cuatro paredes de papel. Me siguen bailando los ojos cuando vuelan entre las “Cartas a Milena” .
No sé por qué tuve que encontrar a Kafka. No sé.
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Texto agregado el 05-01-2005, y leído por 278
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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06-02-2005 |
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Son los pequeños detalles los que dan sentido a nuestra vida. Alguien dijo alguna vez que el que consiga el significado de lo pequeño y lo simple sera feliz. Me gsuto mucho. 5*. Saludos. gael11 |
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06-02-2005 |
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No sabemos el porqué de tantas cosas y en la búsqueda de respuestas a veces nos perdemos. Lo importante, como dices, no es saber qué exactamente, sino que lo otro, sea una obra musical, literaria o pictórica, se lance a nuestros brazos como un hombre a los de una mujer o viceversa, y nos volvamos amantes permanentes, perpetuos, profundos. Yo tampoco se, por qué razón, vine a dar aquí como dice mi antecesor lector tuyo, Turín, pero tampoco sé por qué vivo y para qué, y sólo lo hago, disfrutando la vida como de estos textos. Sólo dime en que lugar del mundo militas. 5* tobegio |
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10-01-2005 |
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no se porquè di click en tu nick, pero me alegro. saludos. No te midas. TURIN |
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07-01-2005 |
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un texto maravilloso desde lo mires, me dejó encanta , no sé por qué***** india |
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07-01-2005 |
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Me ha encantado. Nunca he estado seguro de si buscamos a los libros o ellos nos buscan a nosotros, solo estoy seguro de que al encontrarnos el dialogo fluye o se detiene. Kafka te encontró en el momento en que el dialogo fluye y como tenía mucho que decir te atrapó. “Kafka era un ser alegre, bromista, cordial y
profundamente comunicativo. Fue dueño de una vigorosa alegría de vivir y enfrentó con poderosa fuerza interior las angustias de su difícil vida familiar.” A veces logra que nosotros también lo seamos. Un abrazo y mis *s Saitek |
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07-01-2005 |
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Buenísimo! Cuántas respuestas y motivos van surgiendo de tan sólo adentrarse en el decir de Kafka y los sonidos de Vivaldi. Nos traslada... y a la vez nos acerca a lo más íntimo. El amor imposible... se transforma en sustancia de tu sentir. Un beso. Shou |
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06-01-2005 |
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El título de este hermoso relato salpicado de preguntas me da que pensar que cuando el amor no es imposible... no es tal.
Ahondar en Vivaldi y en Kafka, intentar descubrir esas otras obras que muy pocos conocen es, pienso, casi un reto vital, del que se sale, sin remisión, regenerado.
Enhorabuena y un beso. akim |
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