Qué tan hondo la locura se arraiga en una persona? Hasta dónde esta última puede llegar obedeciéndola?


Ya no dudo de que la demencia se ha apoderado de tu ingrata mente. Y te ha cegado el alma. Y los sentidos.
Tu ser, fiel a ella, la locura, su amo, te lleva al círculo más tétrico donde, simplemente, ves la tiniebla y sólo se escucha el quejido del dolor y la única compañera que hallas se llama Soledad. Y te acosa, te atormenta, te ahoga y quiere subir. Llegas entonces a la salida. La cruzas. Y decides amigarte con el sentimiento del que te has divorciado hace ya mucho tiempo. Quieres llegar a mí. Lo intenta de muchas formas. Pero concluyes que sólo hay una. La VERDAD. Y todas tus formas son mentirosas.
Ergo, no llegas nunca a mí.
A Dios gracias que en los años que llevo de conocerte nunca te creí.
Mañana te habrás dado cuenta de que la salida era falsa. No existía. No existe. Nunca habrá salida. Y te arrojarás a la más profunda oscuridad. Y ni siquiera Soledad estará contigo.
Pero existe una solución, sólo que es demasiado tarde para que sea yo quien te la diga.