Nota: Escribiendo esto probablemente me arriesgo a crear expectativas falsas o morbosas sobre el escrito, también puede haber quien esté completamente desacuerdo o no acabe de entender demasiado bien el texto. Mi intención al colocarlo aqui, es simplemente que se lea con curiosidad y a poder ser que ayude a alguien, puesto que es la adaptación a una carta real que mandé a una persona que sí tenía problemas matrimoniales
Cuando crees que estás haciendo una montaña de un granito de arena, que quizás todos esos pensamientos sobre lo mal que te va todo, te lo estés imaginando, deberías saber cómo has llegado hasta ese estado. A veces la respuesta está en el futuro y en el presente. Quizás en algún punto del presente pensaste en pasar de los problemas y simplemente tragarlos pensando que en el futuro todo te irá mejor. Dime, ¿acaso tus padres te dijeron alguna vez que esperaras al futuro para trabajar y comenzar a formarte? No, una persona es y se forma siempre desde el presente, porque es en el tiempo en que vivimos, hablar de futuro es algo que no existe. El futuro sólo está en nuestro lenguaje, porque nosotros podemos hablar de ello. Además el futuro se forma desde el presente, por eso tus padres, porque se preocuparon por tu futuro (de mejor o peor manera) te daban consejos para que prosperaras en el presente. Ahora han pasado muchos años y aquello se ha convertido en pasado. Ya no existe, porque no lo estás viviendo, sólo existe en tus recuerdos, de la misma manera que el futuro en tu imaginación (y en la de cada uno). Ahora tu presente es la situación en la que vives y si si no la vives de la mejor manera, de acuerdo con tus sentimientos, de acuerdo contigo que es lo que realmente importa, no vivirás un futuro agradable, sino una copia alargada de tu presente.
Pues Bien, ahora que te he hablado de pasado y futuro para aclarar lo que es el presente, habrás llegado a la conclusión de la importancia que tiene para tu vida entera. Y dime, ¿qué tienes en el presente? Muchas cosas que te hacen sentir mal y que te desconciertan, porque no sabes si son normales o no. Tienes claros ejemplos de gente a tu alrededor que están pasando lo mismo que tú. Amargados como tú, preocupados por lo mismo, y cuando les pides consejo simplemente te dicen: “Bueno, pero esto es normal, pasa en muchas familias” y así quizás quedaste convencido/a una vez más de que tu sufrimiento es normal. ¿Pues sabes una cosa? Hubieron periodos en la historia donde a las personas se las mataba por tener diferentes creencias o incluso a algún iluminado se le encerró en la cárcel por decir que la tierra era redonda (algo que después quedó demostrado), y en aquella época castigar así a la gente se le consideraba normal, incluso matar a la gente se consideraba normal.
Para complicar más la cosa tendríamos que separar lo que es normal de lo que es la verdad. Lo normal es algo general, algo que hace mucha gente, algo que sigue mucha gente. Incluye costumbres, tradiciones, estilos… muchas cosas relacionadas con la cultura (con las costumbres y hechos cotidianos, de cada día, de la gente) y eso a veces implica que se considere mejor. Sin embargo no sólo se vive de forma general, no se vive como los demás sólo porque sea normal, sólo porque sea lo que hace todo el mundo o sólo porque sea lo que nos han enseñado o porque nos guste sentirnos incluidos y sentirse incluidos sea mejor. Te pongo el ejemplo conmigo misma: a pesar de que sea normal comernos animales, de que sea lo que me han enseñado y de que sea lo que he visto hacer en todo el mundo, yo he decidido no hacerlo, porque no me siento a gusto con ello. Quizás lo que haga que las cosas parezcan normales en es que siempre se hicieron igual. Alrededor tuyo las personas viven limitadas por muchos malestares matrimoniales pero siguen aguantando, incluso por muchos años. Hay mujeres que están con sus maridos (y maridos con sus mujeres) a pesar de los desprecios que dipositan uno encima del otro, y lo consideran ciertamente normal, aunque no hable al respecto, porque siempre ha sido normal ese trato (ya que ella o él lo ha decidido así). A sus hijos les parecía normal, porque siempre se había hecho así, siempre habían visto lo mismo, y ni tan sólo se habían planteado la dura existencia a la que era sometida su madre. ¿Sabes porqué? Porque eso tenía que verlo ella misma, y jamás fue capaz de verlo, ni de decidir. Quizás pensara como que en el futuro las cosas se arreglarían.
Así según mucha gente, a través de esas personas se justifica su sufrimiento y su malestar en el matrimonio, como algo normal que también padecen los demás. Pero en lugar de fijarte en ejemplos que son parecidos al tuyo, ¿por qué no miras a los que son contrarios?a esa vecina que vivió años con su marido, dejando crecer los hijos hasta que estos marcharon e hicieron su vida y siguieron con sus paseos al sol, como la pareja en la que se iniciaron. Así cabe plantearse, ¿hasta que punto eso normal tu estado? Sólo tú, tirando piedras sobre tu tejado, has decidido que es normal y has decidido soportar. Seguro que tu supo que su vida estaba junto a la de su marido, quien siempre iba a estar junto a ella (hasta que muriera, naturalmente y en ese caso, ella sola tendría que seguir adelante) a no ser que sufriera junto a él. Fue feliz, porque decidió serlo, por ella misma, porque ella decidió lo mejor para ella misma. Sin embargo no sé si te has planteado alguna vez que no siempre se puede ser feliz haciendo lo que hacen los demás porque sea normal, porque quizás para nosotros mismos esa fórmula no vale, porque cada persona es un mundo. No se puede generalizar tu propia vida (o tu matrimonio) a través de la analogación de la de otras personas y sus matriomonios, porque dentro tuyo no viven todas personas y todas esas personas no te ayudarán jamás a que estés mejor (porque cada persona es un mundo, porque sólo nosotros nos conocemos a uno mismo). Los hijos, como los de tu vecina, un día se irán, como los de tu suegra, que también un día se fueron, y entonces sólo quedarás tú para decidir. Sólo tú eres tú, con tus sentimientos y corazón, los demás, si tienen interés pueden llegar a conocerte, pero el verdadero conocimiento de tu interior sólo lo tienes tú. Lo cierto es que uno se tiene a sí mismo y lo que normal para ti lo tienes que decidir tú. Si decides que para ti es normal sufrir, sufrirás, en el presente y futuro (recuerda que el futuro se proyecta desde presente), y esto no parece que sea una buena idea, de hecho podrás ver muchas mujeres (o hombres) que es justamente cuando muere su pareja cuando está feliz. ¡Pero qué pocos años para disfrutarlo! (dado el caso que las personas vivimos muchos años y por tanto son muchos años de matrimonio) Seguramente ese tipo de personas pensaron: “ya veremos en el futuro” en cambio aquella vecina de la que he hablado antes, con sus mejores y peores momentos en el matrimonio (esto si que es algo normal), disfrutó. Porque habían momentos buenos que llenaban su corazón, y no de lágrimas, sino de sonrisas.
Una vez abandonas la idea de lo normal quizás te quede algo dentro del corazón que te haga sentir solo o sola, porque hayas estado viviendo algo que no te corresponde (la vida que alguien hubiera querido que llevaras), los sueños que tuviste de pequeña o pequeño, respecto al matrimonio (y dejaste escapar como polvitos mágicos al aire para que se cumpliera en algun momento del futuro que ya ha llegado), o el simple deseo de vivir de una forma nomal como todo el mundo (y recordemos que lo normal es disfrutar, no sufrir), que es estar casada (o casado) simplemente para sentirte integrada (o integrado). De todas formas tras deshacerte de la idea de que todo por lo que estás pasando es normal, sientes que no tienes nada lo que aferrarte, porque ¿cómo vas a aferrarte a los consejos que te dan otras personas que viven casadas sobre lo que vives y pasas es algo normal? ¡Si tú sientes que no es así, a pesar de que todo el mundo te lo asegure!Lo sientes con el corazón, que lo que te está pasando te hunde, te duele. Pues bien, aquí comienza el abandono de lo general (que es lo normal) a la verdad, que es lo particular, es la alternativa a esa vida mejor (eso es lo que creen), que todo el mundo lleva. La verdad es algo que tú decides y sirve sólo para ti misma, tu propia verdad, tú propia elección de tus propias creencias. No importa cuantas mujeres aguanten sus problemas matrimoniales (o cuantos hombres) y que quizás eso parezca normal, si tú con tu corazón padeces y sientes que algo va mal, que algo te hace sentir mal, significa que la verdad es otra. Viviendo con la verdad (con tus decisiones, tus criterios) quizás obtengas críticas del resto de personas por actuar diferente, que es afontar los duros tratos de tu pareja e independizarte, aún con hijos pequeños, sin embargo tú te sentirás bien contigo misma (o contigo mismo), porque harás caso a tu corazón, a la verdad que sólo tú puedes sentir. Este es mi ejemplo, yo estoy siendo criticada y burlada por actuar diferente, yo no quiero comer carne, a pesar de lo que todo el mundo me diga. Mi corazón no quiere ser normal, quiere la verdad, y su verdad es que no quiere comer animales, porque los ama. Así que de paso me voy enfrentando algo sola a la opinión y los comentarios de los demás, y no me importa no ser normal, porque yo tengo mi verdad, y los demás no. Los demás sólo siguen lo que les han enseñado, lo que han visto. Y si es cierto que a veces me siento sola, y otras también marginada, al final esta soledad se compensa con mi felicidad. El problema es que la comida es un hecho cultural, que se comparte con mucha gente, como algo normal, en comunidad, por eso ya no estoy tan integrada, pero no me importa porque yo siguiendo mi propia verdad estoy conforme, porque soy feliz. Quizás todas esas personas juntas a la hora de comer estén tan vacías a solas como acompañadas, sin embargo yo tanto sola como acompañada estoy llena por dentro, satisfecha, a gusto, haciendo lo que siento.
Esa verdad en definitiva te hará libre. Porque libre es saber y querer tomar decisiones, libre es vivir como uno quiere (con su corazón agusto y no ennudado y lloroso) y no como uno una vez soñó que lo haría (en el pasado). Imagínate si yo alguna vez hubiera pensado: “algun día seré vegetariana!” La verdad es que aún no lo sería. `
Libre es vivir la vida para uno mismo, y no vivir la vida de los demás (la vida que le gustaría que vivieras a la gente que te rodea, como tu suegra o tus cuñadas, por costumbre o comodidad de tus hijos, o porque es normal).
Así sabrás distinguir lo que está bien de lo que está mal, aunque lo malo sea a veces normal, porque los malos hábitos y costumbres abundan y lo normal es lo general. En este planeta vivimos muchas personas que tendemos a imitar, a seguir lo que hace todo el mundo en busca de una identidad, de alguna verdad que nos haga ser nosotros mismos. Sin embargo todo el mundo tiende a silenciar su corazón para protegerse, protegerse de la verdad de ellos mismos, que pueden destruir su forma de vivir normal. Cuando te aferres a la verdad, tu forma de vivir será la mejor, quizás no la normal, pero con seguridad la mejor. Toda esa gente que vive de forma general, vive engañándose a sí misma. Viviendo con la verdad podrás afrontar los problemas con tu corazón y tu forma de pensar, y eso te dará fuerza para no sentirte sola (o solo), ¿al fin y al cabo si tú eres la protagonista de tu vida, como vas a estar sola? Tú tienes que guiarte, no dejar que te guien. ¿Porque acaso eres una oveja que dirija un pastor? Tú no eres una oveja, eres una persona, y las personas son libres porque pueden pensar. Así que piensa siempre y hazlo con tu corazón. La mente está engañanada por opiniones y prejuicios de los demás. El corazón no, porque aunque lo queramos silenciar él por dentro llora, por dentro nos manda mensajes, nos dice la verdad de nosotros mismos, la que hemos tapado y silenciado con nuestras decisiones normales. El tuyo lo tienes callado, porque vives con las mentiras de la mente, pero aún y así con los mensajes que te manda desde su silencio, intuyes la verdad La intuición nos la regala el corazón, y la intuición a veces nos hace salir de la comunidad, de lo normal y lo general y partir solos, pero felices, seguros, a gusto con nosotros mismos hacia lo desconocido: nosotros mismos.
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