Son 6:35... la tarde acabó.
Levanto mis libros y busco tu rostro.
No espero sonrisas... ¡Detesto fingir!
Encuentro tus ojos siguiendo mis pasos,
:¡Detente! ¡Detente!: a lo lejos tu voz
ni adelante, ni atrás... mis piernas se entumen,
el mundo se paraliza, y mi fortaleza recae.
Te espero, te aguardo deseosa,
y llegas y arrasas conmigo
me besas, me abrazas. ¡He vuelto a caer!
Me pierdo en tus brazos y las lágrimas ruedan
camino contigo, ¡Una vez más esos cuentos!
Promesas al aire, cambios que jamás veré en ti...
pero te creo...
te creo y me ensordezco
y esquivo a mi mente, sólo sigo al corazón
que tropieza y tropieza.
Los otros nos miran, nos juzgan...
hasta me han llegado a decir, que ya es sólo costumbre...
la costumbre de tus celos incontrolables,
mi costumbre, también, de soportar.
Juras que me amas y que ya no sucederá
tú dices que estaremos bien...
Te oigo sin escucharte, porque si escucho
mi razón hará que abandone tus brazos
porque si escucho, sabré que en verdad no te amo.
Abres la puerta y dentro...
tus dedos descubren nuevamente mi piel,
me quito el vestido, y me entrego a tu cuerpo
me queman tus manos, ardo en amor.
Contemplo tu mirar mientras recorro tu cara,
la lleno de besos y termino en tus labios...
me observas, me posees, y finalmente agregas:
¡Toda tú eres de aquel! ...
Y te apartas... y me dejas...
Y me visto sin tu amor.
¡Se ha vuelto costumbre! -Me grita mi mente.
¡No has sabido amar!
Nuevamente me enfurezco y me lleno de valor
¡No volveré contigo! prometo ahora sí cumplir...
Pero aún decidida,
mis ojos te buscan...
mi corazón y mi cuerpo te esperan...
Como muchas parejas en estos tiempos,
Es su rutina que jamás termina
antes peleaban, sólo peleaban,
sin ese modo de reconciliación...
y a pesar de que el chispazo ha muerto,
han vivido en desorden,
se han entregado a destiempo... |