Sentado en una plaza, muy tarde en la noche, mi ansiedad se libera como una paloma que llega la fin de su cautiverio. No comprendo por qué no sales de mi mente. Cuando pienso en ti, es como si estuvieras a mi lado, pero nada consigo que ayude a que esa paloma frágil y porfiada no regrese a mi.

Es tan difícl encontrarte, y mirarte cuando más te necesito. Lágrimas me acusan ante multitudes de personas que no comprenden que un individuo no disfrute del jolgorio que hay en el aire de cambio de año. No puedo creer que ahora, sin ser parte de, ni siquiera sienta las ganas de estar en descanso; sin ti nada es igual, nada me es agradable. Mi cuerpo y mente te necesitan, como nunca antes han necesitado algo... Al pensar en ti, tu rostro, tu sonrisa sobre mi, tus ojos mirandome atentamente, no puedo simplemente estar bien, pues en mi interior se libra una lucha campal que no puedo ganar sin ti. Es como si me faltara un brazo, una pierna, un ojo, una espada, una esperanza que me guíe por el camamino frío y cruel del mundo. La verdad... sí la tengo, pero no se puede concebir sin tu amor, sin tu compañía.

Si no me amas... quiero saberlo, pero no para olvidarte. Para tenerte siempre como un altar al cual mostraré mi fidelidad al ser más supremo sobre el amor y el cariño... ¡te amo!

Un pesar enorme sobre mi pecho me sofoca, y no me deja respirar tranquilo. ¡Es algo terrible el vivir sin ti! Te tengo, y me conformo con sólo verte desde la lejanía, desde el punto establecido para la amistad, para el compañerismo sincero de amigos. Pero ahora, que estoy lejos de ti, que no te puedo ver, contemplar con admiración, todo es muerte y cosas sin propósitos. Estos son mis primeros días sin ti, y ya me siento un sonámbulo entre las almas que me rodean. Todo se vuelve una amenaza para mis sentimientos, algo tan frágil que no puedo soportar la idea que tus ojos se fijen en otra persona. Sólo quiero que me esperes, si tan solo sientes lo mismo por mi.

Pero que me esperes una eternidad,
y yo te seguiré observando con canto,
que me lleva a la intranquilidad,
a la no paz espiritual, y al ancho mundo de los llantos.

Por favor... comprende que mis ojos te ven caminar hasta mi. De alguna manera te imagino, aquí, conmigo, acariciando y abrazando tiernamente mi pasión por ti, sentado en una plaza costera, donde en bronce y cobre se alza la marea sobre una inmensa roca, como cual estrella del desierto. Llanto y amor solo te puedo dar,
pero aguantaré, y mi motivación será el estar... contigo, en unos meses más, y todo lo que haga, no se me confundirá jamás.

Y si es necesario amarte desde la oscuridad para no errar en mi lealtad... ¡lo haré para nuestra complicidad!

Por que aquí estoy, sin ti. Te canto y te veo, como un holograma en mi corazón, proyectado mediante mis ojos llenos de lágrimas... estoy aquí, sin ti, pero ya nos veremos las caras. Pero nada saldrá de mis labios, por que lo que siento, es algo imposible.

Pero seguiré clamando, con angustia y con contristación, que te amo... y eso será el motor que impulse todos mis actuares... y te seré fiel, aun en lo imposible, pues creo en los milagros... creo que en algún día, este dolor y falta de aliento, desaparecerán... para nunca más volver...

Mientras pasa el tiempo, aguantaré y viviré para ti. Porque... aquí estoy, sin ti... [una vez más]


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NO SABES CUÁNTO TE AMO
esperar es lo unico que me queda