TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Sinecdoke / Sobre los miserables

[C:77082]

I)

Estoy aburrido de ser hombre. eso debe ser como estar aburrido de existir. Yo soy hombre, se supone. Mi hoja, mi certificado de nacimiento, tiene oscurecido el cuadrito que dice H al lado. Un Alpha, un semental, un reproductor. Déjame como hombre nomás y déjame allí, sobre la mesa, junto con los papeles que me sentencian a morir o a tener bienes innecesarios para cubrir mi desnudez. Me da un tirón. Llevo largo rato sentado. Microcosmos. Microbelleza. ¿La belleza de lo microscópico? o la cosmetología de los microbios. Juegos de palabras inútiles y sin sentido. La luz se tambalea con el chirrido de la cama. Hay una caja de fósforos sin nada más que aire y pelusa en su interior. Garrapateo, o más bien escribo, en una libreta, mientras alguien susurraen la habitación de al lado. A fin de cuentas, estoy solo. A lo lejos escucho mi nombre y un "se fue". Una mujer preguntaba. La que suena como sonajero de niño. La que quiere que yo sea hombre. No es real, me digo mientras recuerdo mis palabras y los rincones mientras otra persona jugaba con un arma entra sus piernas con el sol a punto de aparecer por el horizonte, o por la ventana, en otras palabras. Como el café que bebí el otro día, contemplando el jardín, cuando las calas de la plaza ya estaban listas para ser transplantadas al macetero. Es que las pobres se aburren de estar en la tierra . Se reproduce como las papas. Le salen abajo, son blancas o algo así las ví, necesitan agua de vez en cuando. Yo me aburro de ser hombre en la tierra. Necesito aire, sol, agua. Tal vez, lo mejor serñia irme a la playa y sembrarme. Y esparcirme, florecer. La hoja de mi currículum no sirvió y debí buscar un certificado de residencia. A fin de cuentas, sólo soy un número.

II)

Al fin puedo respirar, tranquilo, en paz con el océano de dudas que me rodea. Al anochecer escucho voces y me tapo la cara con la sábana. Una tertulia, gente, papeles de papas fritas quebrando el silencio, vasos, pasos, carcajadas un poco retorcidas por el alcohol. Cierro los ojos y recreo la escena. Sólo que estoy allí, con una copa en la mano, sentado con un cigarrillo en la derecha. Me siento atrapado entre un vaso y una colilla.
Alguien me dijo que le serviría mejor si no daba lástima. Te busqué entre los arbustos, pero me quedé pegado contemplando el amanecer ficticio de un foco que acendía una colina. Era el auto rojo con el logotipo verde que ya había visto pasar. Alguien me dijo que los escritores no soñaban. Yo digo que los escritores no duermen ni lloran. Eso sonó como el vaso cuando cayó. Mis calcetines tienen rombos, azules y rojos, como el auto, sangre hecha movimiento y cruzando la colina a la siga de la mujer que vi desnuda alguna vez. La de piel blanca, la que me hizo sangrar tantas veces. Los labios, encerraban dientes amarrillos de nicotina. Alguien me dijo que los muertos no se levantaban. Parece que fue el mismo que vio a la misma mujer desnuda que yo vi. Supongo que la vio después, porque el embarazo no fue culpa mía. La donna è mobile. ¿Culpa o obra? ¿Pecado o bendición?. Da lo mismo a estas alturas, ella ya tiene una redondela donde antes sólo había piel plana. La besé entre los omóplatos y bajé a besos por sus piernas. Yo no fui. Mis zapatillas ya están gastadas, mi lengua también, alguien susurró que los soñadores no son buenos escritores, quizá quiso decir que si soñaba no iba a poder ser un buen escritor. Yo no soy eos. Eso tampoco. Menos. Tu tal vez lo seas. Después de todo, hazlo leyendo. Después de todo, el muerto sí se levantó y se unió a la fiesta con un vaso y un cigarro.

III)

El otro día me dormí y no desperté. Las calas ya no florecerán hasta el próximo invierno. Las flores ya se murieron. Las iglesias y los cementerios ya no son grises. El que me despertó no me miró la piel. El mirar por la ventanilla del tren no me dijo nada salvo que no sabía francés. El me dijo que la clase no fue buena ni larga. Estamos a mano. Las hojas de los árboles ya están en el suelo, y yo no las boté por que no vi cuando cayeron.

IV)(Palito - "be" corta)

La película no marchaba muy bien. Las rayas de las cebras eran borrosas y la mona chita parecía Tarzán y éste parecía Jane. Me dije que tenía el alma sucia entre los pantalones y un viejo que me escuchó rió. La muchacha era blanca y de pelo corto, y la besé a la semana de conocerla. Tenía dientes blancos aquél entonces. Hoy no tiene y está durmiendo. Ojos negros, como su cabello. La evaluación de los cuerpos en descomposición en la tierra con altos índices de nitrito y sentimiento nunca me gustó. Mi trabajo era más suave, como la piel de la bailarina que viajó al otro lado de la cordillera y que yo sólo despedí con la mano. Me besó con su verguenza arremolinada en el suelo y enfrentando el sol con los hombros desnudos. No me miró mientras los automóviles pasaban por la Alameda. No dijo adiós sino hasta pronto. No vómite el alcohol de la noche que siguió. Sólo cuidé de las calas con ahínco y aún no florecen. Es que la canción era triste y los pescados nunca le gustaron, al menos mientras le duró la estadía conmigo. Me arrimé a ella y temo que dormí mucho, mucho tiempo. Ella también durmió tras observar mi pelo corto porque aún nadaba los fines de semana en esos tiempos. La sábana de blanco transparente no distinguía entre simas y cimas. La noche se acerca y con ella el fin de mis pensamientos. La vida se me escapó por los párpados,con un beso y un automóvil rojo que subía con pasió escapando del amanecer. Desde entonces busco el anochecer, como cuando la luna golpeó mi espalda en una habitación. Los cigarrillos, los malditos cigarrillos, se acabaron rápido y yo escapé rumbo al pozo que conocía como hogar. "Cuídate", "Te comería a besos la piel", "El desconocido de todos los días muere de amor con su botella en la vereda", "Prefiero que te odies antes que me ames". Ya no escucho al viejo Serrat, ni al mártir de Victor Jara. Miel de la noche húmeda de sueños transtornados y labios delgados. Yo morí una noche y regresé al otro día al devolver el envase en una botillería, Jesús se murió de envidia al caerse de la cruz y desde entonces comenzó a drogarse ante la vista atónita de su padre que trabajaba para la comunidad internacional. Temo que ya no lo hace. Lástima.

V)

La mano se detuvo donde estabga el error geográfico. De fondo, un Jazz lejano, tocado al otro estremo de la tierra. Los dedos largos y morenos se deslizaron hacia otro lugar con la rapidez de una sombra. Algo se mevió lento y estremeció la oscuridad creciente que rodeaba las figuras. Un susurro caprichoso y anhelante se elevó como una plegaria sorda. Los caminos sólo conducían a recovecos interminables. Los recovecos sólo llevaban al final de la matriz y la matriz me tiraba al infierno de sólo verla. Los reflejos mudos del rincón se mojaban entre una estepa increíblemente enredada. Supongo que hubo algo que hizo contacto y la luna se quebró entonces. Un grito agudo pero ahogado por un yo que ya no reconozco me dio lo único que buscaba. Salí y caminé por los pasillos hasta llegar a la belleza del humo en un balcón sobrevolando la ciudad y supe que una parte de mi moriría pronto. Estaba muy feliz...

VI)

V corta, uve, paito. Palos eternos. ¿¿Un millón de palitos para escribir un millón en números romanos??. Mi padre es un oso que me besa y abrasa e inverna cuando siente el invierno. El romadizo me corre por la nariz y mi fiebre va en crescendo. El tenor ya no canta más o más bien ya no ha vuelto a escucharle. Hoy hablé con el Goyo, el que tiene espinillas rojas como rosas y voz de drogadicto. Espiritual, Siddharta, algo así dijo. Yo me quedé fumando en la vereda mientras se alejaba paso a paso con su bolso rumbo al infierno del ocaso. Yo me quedé y el cigarrillo se me hizo eterno y lo respiré sin mi madre. Las calas florecerán en septiembre.

VII)

El foco no iluminaba lo suficiente para ver en la oscuridad de la habitación la dulzura que ella me tenía reservada para un momento tan ameno como éste entre nosotros dos callados e inevitablemente unidos en los juegos ajenos a nuestra edad innoble y de completo desconocimiento de lo que seres como yo teníamos en aquel entonces en nuestros inacabados pechos morenos como madera destrozada en un choque de carretas en lo más profundo del corazón de la muchacha que veía el foco de la Alameda por la ventana mientras yo la asía entre mis brazos con ganas de fusionarme en su piel. La muerte es un lugar mejor, temo.

VIII)

Agosto. Cumplo años. Mi viejo tambien. Ayer o el sábado alguien lloró. Amargo. Mi mano en su rostro. Rasguños. No quiero volver a verte. Las soluciones para decir adiós y no morir en el acto. Ni gracias siquiera. Llevo tres días sin dormir. Temblores. Taquicardia. Hablo solo y sufro alucinaciones. La mirada, vaga, confunde conceptos y gente. La mirada sin hogar. Hace año y un mes. Cuerpos. Blanca ella era. Ahora para otro. Llanto amargo sin lágrimas en un baño público. Vuelvo, amor vuelvo, a vivir para mí. Barco sin puerto. Al menos no hay tormentas. Luna vagabunda, se escapa entre sombras nocturnas. No veo con el rabillo del ojo. Depresión. Te hacen falta vitaminas. Nadie contesta al teléfono. Flores al costo en una plaza. Calas. No son más que eso, plata. Todo se reduce a ello. Money, cash, con eso haría todo. Todo. La respiración me falla. Fumar es respirar. Hay algo que se desprendió de mi interior y por más que miro atrás no le encuentro. Vacío, vacío, vacío. No lleno, insano. Tal vez adelgace. Tal vez llore más seguido. Tal vez caiga. La muerte es una palabra frecuente y cálida. Extraño la piel, el roce. Locura en un sillón. Llanto. ¿¿qué pasó entre nosotros?? La tierra se abre, las llagas también. No amar. No ames, no sueñes y seras feliz, estúpidamente feliz. No leas, no escribas, no hagas poemas a la luna. Sólo queda fumar. La luna se ocultó completamente y desde ahí que no la veo. No volveré a verla. Ni de lejos, siquiera. Llanto. Las lágrimas cayeron desde mis ojos, recorrieron mis mejillas y escaparon a abrasar el suelo con su candor. De allí somos todos. Suelo, infierno, llanto, aspereza, caída, pinchos, innoble, Animal idiota, infeliz, miserable, muérete y púdrete entre las calas y así quizás algún día serás flor.

IX)

El sol sale todos los días. De todas maneras, de todas formas, de cualquier forma. Todo en ti me encanta. Pero tú no. Tu cuerpo de arpa fino y suave. Que los lobos lo devoren. Largo mi alma al viento y me voy a buscar nubes más blancas.

X)

A fin de cuentas, apesar de todo, después de todo, me quedé con la mujer más fiel que encontré con dinero. La botella. Más bien la caja. Vino cigarrillos, el aroma en la piel. Gracias por el olvido, ahora sí que ya no soy nada más. Placer al sentirme desnudo ante el frío del existir, ante el viento y la bruma. El calor de tus brazos ya era abrasante, santa de pueblo olvidado. Necesito lluvia, o ver el mar o un amanecer para reexistir. Purificación mediante los procesos alcalinos del alcohol en las venas. Las canciones antiguas no me saben a nada. Sensación de despertar el domingo con el sol en lo alto, la resaca y mi hígado sonriente mirándome desde el suelo, cómodamente arremolinado en la alfombra. Boca a boca, beso a beso con el wáter. Cállate vieja, que mi vida es mi herida, ya es una cosa perdida y sin ni una puta salida. tu corazón no es más que la borra del vino y tu alma nada más que el humo del tabaco. La ebriedad es el mejor lugar en este pequeño asteroide...¿no es cierto, principito?. Antes que tu piel, extrañaba la belleza sensual del licor deslizándose suavemente por mi paladar.

XI)

Texto agregado el 02-01-2005, y leído por 258 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]