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Hay cosas que solo se pueden decir a través de la música. Anoche inventé una canción en el teclado, hace tiempo que no tocaba el aparatito aquel, ni la traversa, porque me voy por la tangente y tomo la flauta negra. Ahora estaba tocando la melodía pero al rato me di cuenta que no aparecía nada escrito y noté que no sirve, y que la música es secreta, porque ni aun oyéndose se puede entender lo mismo. A veces pienso que es un lenguaje como el español o el latín, pero con sus propios códigos atados por debajo, señalando cosas que de otra forma sería imposible. Cuando inventé esa melodía con hartas flautas y que nombré como Miluna Flotis lo hice pensando en la tarde que había pasado abajo en el rio (de hecho la iba tarareando mientras volvía a la casa y la grabé con desesperación de que se me fuera a olvidar), debajo del puente y en una mini isla rodeada de sauces. El día era nublado y amenazaba lluvia (de hecho, llovió cuando volvía a la casa) pero las nubes no eran grises sino azul claro, como pasa algunas veces (de hecho, pocas veces). Había un vientecito de esos que me traumatizaron y que solo he visto en ese pueblo y en mis recuerdos inventados de ese pueblo. Tú que la has oído puedes saber. Si no la has oído no puedes saber. Así de cruel y musical, poco létrico y falto de lengua. Las flautas no se andan con chistes. Anoche soñé sueños soñables, yo estaba en un liceo X y tú estabas en el mismo liceo X de intercambio (de hecho, siempre que sueño conmigo o estoy en la básica o en la media, me quedé pegado en esos recuerdos). Y habían micros. Y era ambientado en el pueblecito (de hecho, en un día fotocopia de la tarde aquella). Y era una tarde fotocopia de la canción -ya lo había dicho, pero los paréntesis dicen lo que quieren, porque son una realidad paralela con reglas propias-. Aquella vez tenía una brutal prueba de biología el lunes (y como te decía de Chopin, que me gusta y que mi madre dice que es melancólico y lo dice preocupada porque no le gusta que escuche cosas melancólicas porque piensa que me voy a suicidar o poner esquizofrénico, como el tío Iván), día de mañana, y obviamente me dediqué a buscar cutiforios en la islita en vez de fomentar mis tareas de intelecto. Estaba en tercero medio, recuerdo, vagamente creo que me saqué una nota mediocre en la prueba, intrascendente a estas alturas en que todo esta finiquitado y feretrizado por el tiempo, pero lo que parecía en realidad ser de otra esfera, ser irresponsabilidad o búsqueda proteica de vitaminas terrestres resultó ser lo importante. Porque aun tengo la canción y el recuerdo de la tarde con nubes cargantes y viento del mio (de esos que me trauman, según puedes leer, pensar, imaginar, crear). En el sueño, del que desperté hará unas cuatro horas atrás íbamos en el bus del colegio hacia un lugar desconocido. Iba a ser un viaje largo asi que habría tiempo para conversar mirando por la ventana, tirando chistes o contando historias de tiempos prosaicos. Hay talento para inventar, aunque sean locuritas en miniatura sin valor real (o con?), o pistas para dar con la estafalkaira o los últimos datos, que solo tú manejas, y el perro, y yo, sin importar el orden. Verás que escribo según voy viendo, de repente me acuerdo del sueño, de repente de la tarde, de repente de anoche, cuando inventé la melodía nueva, que es como la vieja pero más larga, y pían izada, lo que la hace más aceptada socialmente, porque la gente desprecia a las flautas por encontrar que son sencillas, y yo tengo una teoría y toco la flauta más rápido de lo normal para puro demostrar que es una falacia menospreciarla. Y de todos los instrumentos de mi pieza (puedes descartar la guitarra porque se le cortó una cuerda y está hospitalizada) (puedes descartar la quena que pasé a pisar y/o romper) es la más popular, por sobre la traversa, que es orgullosa, o el teclado, que es humilde pero es sintético (Y después le dije que Mozart era alegre, pero vividor, y lo encontró simpático parece porque me dijo que mejor escuchara Mozart y no Chopin, y yo le dije que Chopin era más reflexivo y de ahí me fui, o me vine). Como te decía, escribía a medida que se interponían las imágenes en la memoria inmediata, esa que te hace hablar o tirar petardos o decir que tienes hambre cuando no tienes. Y acabo de recordar que el motivo principal de escribir esto era contarte una experiencia mia en la búsqueda de los cutiforios, pero no sé en realidad si es mía o la inventé, se me confunden las dos palabras, junto con muchas otras. Ayer mi padre me dijo que yo le daba un significado propio a cada palabra. Obediencia, respeto a los padres, responsabilidad, filantropía con los quehaceres del hogar... me lo dijo como crítica y andaba picado porque yo vagaba como zángano y él andaba en no se que cosa. Y yo me reí y se picó más y más todavía cuando le dije "tienes toda la razón, padre mio". Lo hubieras visto, se puso lila y dijo que esa era la crianza que nos había dado mi madre y empezó con su discurso de juguete, que causa más risa que otra cosa, porque es como idiosincrásico, entrañable, o es como cuando los ancianos se ponen seniles y empiezan a decir que su generación era la mejor del mundo y que los chicos de ahora no tienen futuro. Igual después andaba mansito y hasta me invitó a acompañarlo a algún sitio, y yo me negué por el voto de reclusión que tengo, y me dijo autista y se picó otra vez (y de ahí yo volví, y seguía Chopin de fondo, y en esa ida hablé contigo de Chopin, y me dijiste que amabas mucho el pianista, y yo dije que lo había visto cinco veces, y luego mi madre me habló algo navideño y me acorde de la navidad, y que el viejo pascuero se debe asar con tanta ropa encima, que no es ad hoc al clima de acá, porque ni paraguas tiene). Y es imposible que no me acuerde de ese libro que leía a los 8 años, "Historias de Ninguno", donde ninguno era el protagonista y toda la gente le achacaba sus culpas, "ninguno se lo robó" "ninguno fue" y Ninguno, que era chico, reclamaba ante estas injusticias y no le hacían caso, porque era chico. Y un día Ninguno quiso buscar Rocafús y le pidió ayuda a la niña esa que era rara y que coleccionaba cosas estrafalarias y tenia crayones especiales. Si dibujabas con ellos lo que hacías cobraba vida. Y Ninguno se dibujó una patineta-monopatínica y después un perro con orejas azules (y cuando le daba hambre se dibujaba un chocolate y cosas asi). Y en agradecimiento por ese regalo tan valioso le iba a ayudar a la niña, que se llamaba Camila en el libro, a buscar Rocafús. Que eran cutiforios, obviamente.

Texto agregado el 01-01-2005, y leído por 543 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
01-01-2005 Esto está fantástico, jaja. Desorbitante. (en el sentido de la des-órbita, se sale de curso, se anda por todos los temas y crea una libertad de idea muy buena. Es como andar de rama en rama. Las metáforas son muy buenas :"en un día fotocopia de la tarde aquella" Me gustó mucho Dhingy
 
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