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Hoy me levanté como de costumbre pensando en mis quehaceres escolares y planificando de qué manera entretenida podría matar el tiempo de ocio, lo primero que hice fue echar una ojeada a mi hermoso cuarto juvenil y único, donde todas mis cosas tenían un sitio rigurosamente buscado. Pero grande fue mi impresión al percatarme que mis cosas ya no estaban en su lugar y que se encontraba invadida por artículos femeninos e infantiles que para mí no tenían gran significado, un tanto desconcertado giré mi cuerpo hacia la derecha y me encontré con una mujer de unos 40 años que dormía desnuda a mi lado, por algunos instantes quedé sin respiración, pero luego logré recobrarme. La miré y la encontré atractiva, hasta un tanto conocida, pero sin pensar me levanté sigilosamente y caminé fuera de la pieza, al ir por el pasillo, encontré que en el dormitorio del lado dormían tres niños, los miré detenidamente observando que sus rostros tenían un aire que me era familiar, pero apremiado por una necesidad biológica difícil de rehusar ingresé al baño y fue cuando al mirarme al espejo vi a un hombre con su rostro envejecido, lleno de canas, ojeras y con una ponchera no muy pequeña, me sostuve afirmándome de la pared para no caer de impresión, y pensé, no entiendo lo que pasó, solo ayer era un joven con un rostro y cuerpo que no pasaba desapercibido ,con sueños e ideales y un futuro brillante, y hoy esto es lo que soy… mientras reflexionaba muy profundamente, escuché tres voces infantiles diciendo ¡Papá!, ¿ te falta mucho?, queremos ocupar el baño. Todo eso fue muy fuerte, comprendí en seguida que alguien con grandes poderes había alterado la historia de mi vida, quitándome la dicha de ser un hombre libre y competitivo, repleto de ideales y energía juvenil, mas encima dándome tres responsabilidades por quien velar. Decidí salir del baño y dirigirme al segundo oasis que puede tener un ser en una casa, la cocina. Cuando ingresé la desconocí totalmente y por medio del tanteo logré servirme una tasa de leche, todo mi pensamiento estaba centrado en como despertar de esta pesadilla, cuando estaba en ello, sentí dos manos suaves que me acariciaban desde la cintura hacia abajo, y claro, como no soy de palo, se me nubló mi mente y no pude pensar más. No me quedo otra alternativa que volver a la cama arrastrado por una fuerza incontrolable, que posee la magia sensual femenina con todo un sin fin de promesas eróticas, placenteras y tiernas. Lo último que se me paso por la mente fue: mañana trataré de idear como escapar y volver a ser yo mismo.

Texto agregado el 01-01-2005, y leído por 306 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
01-01-2005 ¿No es una vision un poco pesimista de la madurez?. Juventud, divino tesoro. Saludos eric_cartman
 
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