Escucho una ranchera que pone en su casa desde México un amigo para mi, para que escuche algo típico de su pais, antes me puso una copla típica del mio y me quedo pensando en las pequeñas cosas que se hacen a diario solo por gustar a alquien a quien quieres, o a quien solo aprecias y puedo sonreir a pesar de que aún escuece la rabia en mi garganta, aunque el pecho se me opaca, es de color negro lo que tengo ahí dentro y no comprendo esa similitud entre el sentimiento y el color porque mi garganta arde completamente roja, me niego a tragarme esta furia yo sola, acaso no debería ser compartida por la persona que la creó?
Que alguien me diga que hago con la picazón que siento en los ojos y el lagrimal, no, nadie tiene que decirme nada, yo solita me metí en esto, nadie me puso una pistola en el pecho y aunque culpar a otro de la mierda que sale de dentro de tu estómago es muy liberador no voy a hacerlo otra vez, asi que escribo lo que me sale de dentro pero sigo pensando que toda esa rabia, impotencia y demás sentimientos amargos que ahora me embargan deberian ser compartidos, deberian ser de los dos.
Pero suele suceder que esa persona ande ahora mismo cenando tan ricamente sin siquiera saber que no volverá a verme, que no oirá jamás mi voz ni escuchará mis quejas y que lo que ha de añorar mi risa, mis enojos y mis celos ha de dejarlo insomne más de una noche y que toda la relación morirá ahí, subida en un orgullo absurdo, en unos ojos comidos de rencor y unas manos vacias de no saber compartir.
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