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Inicio / Cuenteros Locales / Dainini / Despidiendo el año con la poesía©

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¡Último día de diciembre!, pensó Alanah. Siempre había celebrado el fin de año con su familia, pero esta vez lo haría sola. Había estado muy sensible y lloraba con facilidad al recordar sus vivencias; necesitaba combatir esos sentimientos turbulentos.

Luego de desconectar el teléfono y tomar un baño para relajarse, fue a la cocina por un té; se acomodó frente a la mesa donde escribía sus libros y mientras hojeaba uno de ellos, se le ocurrió una idea: Llevarse a sus poemas frente al mar, en cuyas aguas dejaría toda amargura. Seleccionó entre sus versos a los más íntimos y les dijo:

- Prepárense, esta noche la pasaremos juntos.

Los poemas se miraron incrédulos, pues nunca antes los habían invitado.

- Pero, ¿por qué me miran con esa cara? Vamos, anímense, saldré un momento a la tienda a comprarles unas boinas y unas bufandas.

Escondió la tristeza detrás de aquel ánimo repentino y de vuelta a casa, con los accesorios prometidos, comenzaron a arreglarse.

Llegada la noche, caminaron hasta el lugar más apartado y solitario de la playa; sólo el rumor de las olas y las palmeras los acompañaban. Observaron al mar en silencio, salvo uno de los poemas, que mirando a los ojos de Alanah ,pudo descifrar un secreto. El había sido escrito por ella en momentos de tristeza y podía detectar el mismo sentimiento en su mirada, así como las ideas disparatadas. Entonces, dándole un codazo al poema más cercano, le hizo señas y lo apartó de los demás.

–Shhh, no hagas ruido. He percibido las verdaderas intenciones de Alanah y debemos tomar medidas, o de lo contrario, nuestros compañeros terminarán ahogados en la tenebrosidad de estas aguas.

- ¡Pero, cómo se te ocurre semejante idea! Somos creación de ella.

- Créeme. Conozco esa mirada y aunque sus principios no le permitirían privarse de la vida, si nos arrojara al mar, algo en ella moriría irreversiblemente.

- Ave María Purísima- Exclamó persignándose.

Pronto se las arreglaron para disuadir a los demás y explicarles el por qué de tanta cautela.

Alanah, muy abstraída, tardó en advertir sus movidas, pero al darse cuenta, les reclamó.

- ¿ Qué se traen entre manos? ¿Por qué se han alejado?

- ¡Sabemos tus intenciones y no estamos de acuerdo con ellas, Alanah! ¡Nos negamos a morir! Te conocemos bien. Sabemos del parpadear de tus crisis; de tus impulsos, pero también de tu nobleza. Tu corazón no sabe otra cosa sino amar y esta noche pretendes silenciarlo. ¡No te lo permitiremos, Alanah! ¡No te lo permitiremos!- Reclamaron con fuerza.

La joven corrió sollozando hasta los bordes de las olas y arrodillándose en la arena, dejó escapar un grito desgarrador.

Los poemas, llorosos, observaban perplejos. Uno de ellos gritó: ¡Debemos hacer algo!

–Cierto, dijo el que descubrió aquel designio; permanezcan donde están. Iré a consolarla.

–¿Y si te echa a las aguas?-Exclamó otro.

- ¡Eso no importa! Si muero, represento tan sólo una ínfima parte de su espíritu; sin embargo, ustedes preservarían su esencia.

El poema se le acercó un poco temeroso; logró saltar hasta su hombro y le susurró estas palabras:

- Alanah, mírame bien, ¿me recuerdas?-

Ella lo tomó en sus manos y lo miró:

-¡ Claro,cómo podría olvidarte!- Te escribí cuando escuché la voz de mi padre por última vez.

–Así es, le replicó el poema. Ahora voltéate y mira a mis compañeros. Intenta rememorar el instante cuando los creaste.

Alanah enjugó sus lágrimas y sonriendo recordó:

- El que se acaba de sentar lo escribí cuando mi hija cumplió quince años; el que está acomodándose la bufanda, nació en un momento de soledad; aquel, el que parece estar secándose las lágrimas, fue en honor a mi madre. Allá, el que se mueve nervioso, lo compuse en homenaje a la pasión de mi hijo por la música.

Su rostro se iluminó , volvió a mirar al poema entre sus manos y le dijo: -¿Sabes? de todos modos cumpliré mi propósito esta noche-

Acto seguido movió el brazo como para lanzarlo al agua, pero se detuvo; le dio un beso al aterrado poema y le dijo:

-No podemos ahogar las sendas de nuestro destino. ¿Ves como el resplandor de la luna forma una vereda sobre el mar? Esa es su poesía. Del mismo modo, en ustedes, se grabará mi voz sobre la tierra, aún cuando yo muera.

A lo lejos, el fulgor de unos fuegos artificiales iluminaron la noche. El Año Nuevo Nacía. Alanah recogió sus poemas y los devolvió al libro. Dejó escapar las últimas lágrimas y con el cuaderno apretado contra el pecho, lo recibió mientras brindaba con el susurro de una brisa.


©Vilma Reyes,2004

Texto agregado el 31-12-2004, y leído por 841 visitantes. (16 votos)


Lectores Opinan
23-01-2006 Personas como Alanah, no estarán solas nunca, saldrán y volverán a su poesía, acompañadas, renovadas. Además la poesía nace de ese diminuto espacio que es la soledad domada... aukisa
04-03-2005 me dejaste el alma en carne viva...no tengo palabras...un susurro susurros
19-01-2005 Original y muy buen texto en el que ademas se pueden ver reflejados más de un cuentero. Mis felicitaciones por un cuento 10 estrellas. Un saludo de SOL-O-LUNA
17-01-2005 Parece un viaje al interior de tu corazón, a lo largo de tu tiempo de poeta. Cuánto amor volcado en los versos. Llegan a tener vida propia y, al leerlos, nos pueden prevenir de algún mal paso. Un abrazo y***** graju
12-01-2005 Noi se puede deshechar lo vivido, no hay una escoba mágica que limpie de una pasada los recuerdos...lo físico puede desaparecer, pero el espíritu conserva las huellas. Un beso meci
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