Iba yo un dia caminando por el centro de mi ciudad, a pesar de ser un dia templado, no se veia ni un alma. Las aves cantaban esa entonacion que incitaba a aves de otro sexo a aparearce, las flores en los maceteros se abrian para mostrar todo su esplendor... y yo, yo iba caminando, solo en compania de mi viejo y amado sombrero.
De repente, de la nada surgio una rafaga de viento, que automaticamente se llevo consigo mi sombrerito veraniego. Alla iba ese colorido sombrero, danzando entre el aire, las hojas y algunos papeles, se alejaba de mi, y yo no recibia ese empujon para correrlo y recuperarlo. Pero tan rapido como aparecio esa rafaga ladrona, asi desaparecio, y dejo a mi sombrero en la vereda del frente, descansando del baile que le habia hecho dar. Por fin recibi el esperado empujon, y corri a buscarlo, pero un sonido rompio el silencio que habia en ese momento, un sonido para nada amistoso, un ruido penetrante, muy poco musical. Un golpe sumamente doloroso, e igualmente de efímero. Lo unico que vi fue mi sombrero alli, en la vereda, esperandome, tan cerca mio, pero tan inalcanzable...
Y ahora me acuerdo como mi madre me insistia. "Mira bien a los costados antes de cruzar la calle, no valla a ser que te tenga que ir a juntar con cuchara..." |