Saliste de tu casa con el amor bien adentro. Doblaste en la esquina y viste lo de siempre, y como siempre no te detuviste a observarlo.
Subiste al colectivo, sacaste boleto y te sentaste del lado de la ventanilla. Miraste la nada de todos los días, y nada te resulto nuevo.
A dos cuadras de llegar a tu parada, tocaste timbre y bajaste. Caminaste por Maipú entre centenares de almas que, como vos, salieron al día en busca de algo.
Te pasaste de tu destino y no te importo, seguramente porque ninguna de las almas te llamó la atención. Seguiste caminando, como si dónde llegar era de tu conocimiento. Cruzaste la avenida y alguien desubicado te toco bocina, vos ni te diste cuenta. Seguiste caminando como si una fuerza te apresara. Las cuadras ya no importaban, era cuestión de tiempo. Dos horas después de haber comenzado el viaje, te detuviste frente a la costa. La brisa te desperto. Y sorprendido miraste para todos lados. No estaban las centenares de almas que cruzabas seguramente todos los días. Solo. Miraste el río. Medio amarronado. El sol timido tras las nubes. Vos con el amor bien adentro.
Viste un barco. Y lo seguiste hasta que se hundio en la eternidad del horizonte. La luna fue alarma del paso del tiempo y te sobresaltaste. Ella no te estaba esperando. La esperaste hasta que el frio te empalidecio la cara. Sobre tus perdidos pasos, volviste por el camino de las centenares de almas de todos los días. Llegaste a la Avenida, sacaste dos monedas del bolsillo del jean gastado. Paraste el colectivo de siempre. Subiste, le indicaste al chofer el destino. Sacaste boleto y te ibas a sentar cuando te diste cuenta que no habia ningun lugar libre del lado de la ventanilla.
Te sentaste en el tercer asiento, para no caminar hasta el fondo. Cerraste los ojos, buscando calor en el amor que llevabas dentro. Y alguien te tomo la mano. Y abriste los ojos...y ahi estaba ella.
Una de las centenares de almas que cruzabas a diario. Y las miradas se encargaron de todo. No pediste explicaciones, ella nunca solto tu mano, se bajaron juntos...doblaron la esquina...viste la nada de siempre...pero ahora todo tenia sentido...ella estaba a tu lado. |