EL hombre cruzó la calzada, doblo la esquina y llego a la plaza. El frío no se sentia porque tenía puesto un saco viejo y una camisa de colores muy abrigadora, pero de verdad que hacía frío. Se le acerco un mendigo pidiendole limosna y como muchas veces antes le dijo q no tenía un peso. El mendigo se retiro bocifereanod lo tacaño q era aquel séñor, hasta le grito: "no joda yo tengo más plata que usted". El doctorcito se sintió ofendido pero decidió esperar. Entro en el congreso. Tomo su silla y se recosto comodamente. Miro a los lados y se durmio. Pasaron unas cuantas horas y se desperto. Limpió la baba que tenía en la boca y noto su camisa algo mojada, no le importaba. Salió de aquel gran salón y se dirigio a un congresista. Le dijo dos tres palabras y este señor le dio un fajo de billetes. Mucho dinero. El doctorcito salió de congreso. Miro al menidgo, saco el fajo de billetes y se lo restrego por la cara. Hasta le canto una cancioncita provocadora. Se alejo del lugars sintiendose refrescado, con el dulce sabor de la venganza. Estaba agotado, se dirigía a su casa a descansar, había sido un agotador día de trabajo. Mañana sería igual.