Conforme termina un año y empieza otro , hacemos balance de lo que queremos hacer durante los siguientes doce meses. Esa lista de cosas que luego casi nunca cumplimos, ya sabes, del tipo: “El Lunes empiezo la dieta y dejo de fumar”. A pesar de lo previsible de este comportamiento y sus resultados, uno siempre se plantea para el año nuevo hacer más deporte y perder esos kilitos de más. Por eso voy a spinning: me gusta y me hace sentir bien.
He vuelto a mi gimnasio de toda la vida y ya he pasado por todos los monitores de spinning posibles. Cada uno un mundo. Carlos, Valerie y Pili tienen su propio estilo y aprendes cosas diferentes con todos ellos. Luego, ajena a todo, está ELLA. Sueño con ELLA. Me desvelo por ELLA. Para empezar no conozco su nombre y no quiero hacerlo. No podría.
Deja que te explique. Primero tienes que imaginar que estamos hablando de alguien totalmente incombustible y de sonrisa congelada. Es lo más desesperante que te puede pasar. Uno no puede estar sonriendo de esa manera todo el tiempo (¡mirad, mirad cómo sonrío y qué bien me lo paso, yuhuu, ánimos chicos!) y ser de este planeta. Luego está su envoltura. No levanta más de 1,60 del suelo y tiene el pelo corto y rizado, los calcetines de deporte más cursis del planeta y sus deportivas alta tecnología que parecen tener vida propia. Hay quien asegura haberlas visto andar solas por la sauna del vestuario femenino cuando nadie las ocupa. Pero ese es otro asunto, porque más desesperante aun que su sonrisa eterna, es su extremado vientre plano. Se les acabó el presupuesto en el vientre, porque el resto les quedó algo incompleto, pero resulta exasperante ver toda esa fibra carente de grasa dibujada y moldeada a la perfección por el diseñador de cuerpos Danone. Es lo que más jode cuando estás intentando dejar de pertenecer al club de los Homer. Y luego su cara, su perfecta cara de ratón, es una mezcla entre Eva Nasarre en sus mejores tiempos y Micky Mouse (ellos tampoco dejaban de sonreír) enfundada en un mallot. La odio. Y conforme más sonríe, más la odio.
Además yo creo que ha inventado una nueva modalidad de spinning, más cercana al kamasutra (por los juegos posturales) que a un deporte que simula subir una montaña. Nunca pensé que mis bíceps o mis tríceps pudieran tener tantas aplicaciones, mis gemelos aúllan de dolor con cada sesión y mis glúteos se han declarado en huelga más de una tarde seguida. Mi pulsómetro se vuelve loco porque el contador se ha quedado sin dígitos para contabilizar el ritmo cardíaco. Todo el mundo con la cara desencajada y ella sonríe y gesticula como si estuviera bailando con fiebre de Sábado noche. La odio. Te pide posturas imposibles, velocidades extremas y sigue sonriendo. Cada vez más. De tarde en tarde,creo ver su mirada sádica tras su inocente apariencia. Ella disfruta mientras nuestros higadillos se apilan junto al banco de abdominales. Y no deja de sonreír. Sueño con ELLA, con que en medio del sprint final los preciosos calcetines celestes se enredan con los cordones de sus radiantes zapatillas, sueño con su cuerpo venciéndose contra el manillar , la sonrisa aplastada contra el suelo y junto a la montaña de higadillos, sus dientes de ratón y un gran charco de sangre. La suya. |