Instrucciones para morder una oreja
y no morir en el intento
Su misión,
si decide aceptarla,
consiste en elegir a su víctima, con amor pero sin compasión,
hecho esto, aceche pacientemente hasta el momento oportuno,
cargue rápidamente por la retaguardia,
sujete con fiereza y resista la resistencia,
ignore los clamores, los llamados a su madre y a la paz mundial…
Ahora…
comienza la función,
dócilmente con la mano opuesta a la de la oreja elegida,
asegure su brazo a la barbilla de su víctima,
teniendo cuidado de que este no se deslice hacia el cuello y termine por terminarla,
coloque a su vez, la cabeza en un ángulo mas o menos de 45 grados recostada sobre su hombro,
asegúrese de que sienta su respiración,
remoje su lengua y prepárela para un viaje en cámara lenta,
lennntamennnnte,
pero muy lentamente,
déjela llegar hasta el punto en que sienta el scrakssssss.
No titubee,
en una fracción de segundo,
defina el espesor; el tamaño y la potencia del mordisco,
esto como resultado de multiplicar el área cuadrada de piel,
por él numero de pecas,
dividido por el de lunares,
y elevado a la potencia de los pelos en él.
Es el momento de lanzar su susurro de guerra,
Tiburón… Tiburón…
tuuu - riss - ta,
a la vista
te voooyyyyy…
aaaa cooomeeeer…
Suenan las trompetas,
es el momento de la estocada final,
respire,
ojo y vista pues peligra la vida del artista,
en un movimiento aguilesco
láncese en un beso de la muerte hasta encontrar el:
ayyyyy…
ayyyyyyyyy…
scccccccppppppp…
rrrrrrrgrggggrrggg…
ippppssssssssssss…
aaaaaaaaahhhhh…
Advertencia
Si por casualidad o destino, por coincidencia o pura estupidez, su habilidad matemática o agilidad de reflejos le fallan, llevándolo a encontrar un hayyyyy… este gran…#&%!
El poeta, la madre y la profe del mismo, negaran rotundamente cualquier relación o incitación a actos poco decorosos, reiterando una vez mas nuestro compromiso y solidaridad con las víctimas.
Posdata:
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