Hacia tiempo que no volvía al hogar, el fuego se había marchitado, y las mismas olas que antes me saludaban, ahora erraban vacías en un horizonte sin luz y sin rumbo. Era doloroso volver a notar el azote del viento en la cara, doloroso sentir como sin querer rozaba mis labios, que se sentían así besados…
Hacía tanto tiempo, que todo cuanto soñé lo había olvidado…
Las horas pasaban lentamente junto a mí, al fondo la casa, el valle y la montaña que cubría nuestras esperanzas, lejos, mucho más lejos el bosque y el mar de nuestras ilusiones….
Apenas recuerdo ahora lo que sentimos en aquellos instantes de placer divino, tu entre mis manos y yo enlazado a tu cuerpo como un sueño. Una única alma que hablaba de un solo destino, el tuyo y el mío… ¿Quién nos cantará ahora? ¿Qué voz se acordará de nuestro camino?
Ahora ya no importa, pues la brisa sabe que te perdí una noche de abril bajo la luz de las estrellas, ahora ya no importa pues esa noche dejamos simplemente de existir.