Te odio maldita espinilla en mi rostro.
Mi paladar siente placer y saborea el dulce sabor del chocolate. Pero como una sucia rata de cloaca apareces sin invitación en mi cara, maltratando los designios de la estética y la buena apariencia.
No te es suficiente, ¿verdad? Maldita espinilla en mi rostro, si no fuera suficiente me dañas con gran dolor. Erupcionas como el más devastador volcán. ¿Qué rayos te crees? No eres ningún blasfemo como para atacar con gran violencia, grano maldito, rojo y grande, relleno de sustancias asquerosas y hedionas, la más malsana putrefacción de alcantarilla. Pero eso es lo que eres... te odio maldita espinilla en mi rostro.
No eres nadie para mi, solo un punto animado en la desconocida dimensión de la quietud. Baah! No mereces tantas flores, maldita espinilla. ¿Y quién te puso ese estúpido y ridículo nombre? ¡Jajajaja! Que idiota eres, maldita espinilla en mi rostro.
Solo vives ahí sin hacer nada. Tu vida es tan inepta y fome como el agua, siempre de allá para acá, y moviéndose sin sentido. La diferencia es que siempre te vistes de crema, en caras bellas de personas hermosas. Yo no soy bello, ni soy hermoso... pero tu eres tan cruel que hasta lo feo lo pones horriblemente indescriptible. Gracia a mí existes... no te rias más. No eres nadie. Solo eres una espinilla, y eso es igual que ser nada. Maldita espinilla en mi rostro. Te odio que sería capaz de arrancarte de mi piel con metales calientes y maltratarte como una purulenta garrapata. Pero me dolería mucho, asi que prefiero dejarte sola ante el sol, sola ante la ácida crema purificante, que te seca sin remedio, hasta dejarte en la inexistencia.
Irremediablemente desaparecerás, cuando la flor de mi juventud se haya ido lejos para no volver. ¿Comprendes que te queda poco tiempo? Maldita espinilla en mi rostro. Eres algo detestable... pero... es extraño pensar en que ya no te tendré. Los años pasarán y pienso en el futuro. ¿Es posible que algún día te desee vehemente? Cuando las coronas blancas aparezcan, y tus caminos del olvido se enmarquen en ondulantes arrugas que el tiempo premia a los grandes. Tu color rojo rosado no adornará más mi cara, cuando crezca y medite en que nadie te devolverá a mi rostro.
¡Te odio maldita espinilla en mi rostro! |