Cambié de año,
pidiendo al cielo,
que tus cartas fuesen mensajeros eternos,
y la colilla de un cigarro queme muy dentro,
dentro del pecho y encubra dolores de enfermo,
que suene eterno,
que suene eterno,
tus dedos con mis dedos,
que la cerveza salga de los muertos,
que los misterios de ese hombre no sean ciegos,
y que me vean cuando muero.