A pesar de que eran casi las 5 de la mañana, el calor que hacia no me dejaba pegar pestañas aun, es ese calor santiaguino que te atonta demasiado, quizás demasiado. Es como un limbo, no duermes, pero tampoco estas despierto.
Después de divagar un rato en esa lluvia de pensamientos sin sentido que te provoca el calor, me levante a tomar un poco de agua, tal vez, pensando que con eso podría conciliar el sueño, fue entonces cuando mi mirada se poso en el calendario, solo faltaban dos días para año nuevo, solo dos días. Recordé en un segundo todas las cosas que prometí que haría el año pasado para este año, que por cierto, no cumplí. No, no eran cosas muy complejas, lo de todos los años, cosas como; dejar de fumar, bajar la ponchera, ser mas ordenado, no mentir tanto, etc... simple ¿ o no? Creo que la tabla de uno tiene mas dificultad que esas cosas, después de todo, es un acto de voluntad.
Es chistoso como jugamos con nuestra voluntad, la llenamos de fuerza el primero de enero, para que el dos de enero ya tengas un cigarro y la mitad de un choripan en la mano, de echo en la misma mano. Y así pasas el año castigándote por las mismas metas que te propusiste, pero ya era demasiado tarde para seguir pensando en eso, el calor ya estaba cesando y algunos pájaros ya empezaban a despertarse. Pensé, que este año no me pondría metas o estupideces similares, para luego no cumplirlas... eso sí, podría dejar de fumar o hacer algo mas de ejercicio, si, y tal vez pueda limpiar esta pocilga de una vez el primero de enero, seria bueno que hiciera eso todo los domingos...si...