Ahora sí estoy prisionero de la carne de los versos,
pues no hay forma ni manera, la libertad no me llega,
la rima a mí me rodea, su enredadera se pega,
y hallo estos catorce versos dulces como los cerezos.
Cada ramal de palabras quiere volverse un soneto,
Elsa y César me persiguen con su letra y su medida
corro, salto, me revuelvo y no encuentro la salida,
y por más que yo me esfuerzo ellos me ganan el reto.
Voy huyendo, ahora regreso, !libertad, no te me vayas!
lucharé contra el cuarteto, me libraré del terceto,
y a ustedes, alejandrinos, me les saltaré las rayas.
Hoy saldré de la colonia, romperé sus encomiendas,
con la pasión de Bretón, con su amor libre y su Nadja
me iré suelto como antes, con sexo sin reprimendas.
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