Ling Sao estaba de pie en el congestionado bus que la llevaría hasta la estación desde donde tomaría el tren hasta el pueblo donde vivía su tío, quien era el único familiar con vida que seguía viviendo en China. El olor de la gente le causaba mareo, al igual que el movimiento del bus en el que iba. En su cabeza no dejaba de pensar en las palabras que debía decir.
Una vez en el pueblo, fue en busca de su tío, quien vivía en el segundo piso de su negocio, una botica de medicina tradicional china. Ella subió al segundo piso y sonaron las campanitas de la puerta. El tío preguntó sin abrir la puerta quien era y lo que deseaba. Ling Sao respondió que era su sobrina y que estaba embarazada, de nuevo. Añadió también que necesitaba su ayuda, porque debía perderlo. La puerta se abrió y su tío, visiblemente alterado, la recibió.
-No digas semejantes cosas tan alto, te pueden escuchar. Entra de una vez. No quiero discutir esto en la calle.
La joven entró en la casa, mientras el tío se retiraba a la cocina para enjuagarse las manos. El tío era un hombre vulgar, pero bueno con ella desde que había nacido, él podía asistirla en este problema que tenía. La joven lloró en silencio, mientras esperaba que regresara su tío.
Después de lavarse la cara y enjuagarse bien las manos, el tío tomó un sorbo de bàijiu y miró el reloj de la cocina, era muy temprano, la sobrina tenía que estar completamente loca para venir a una hora como esa. El tío se acomodó la camisa y se dirigió a la sala, con la esperanza de resolver este problema de manera rápida y limpia.
-Llevo más de diez años sin verte muchacha -dijo- no quiero decir que no guste de tu visita, pero no me agrada que me visites solo cuando estás en problemas. ¿Te extraña que me moleste eso?
-No- repuso la sobrina - es solo que estoy embarazada por segunda vez y solo tú puedes ayudarme en esta situación.
-Pudiste hablar eso con tu marido y resolver ese problema juntos, son jóvenes y lo único que harán será esterilizarlo. Problema resuelto, ten tu criatura lejos de mi casa y vive feliz.
-Mi marido ya está esterilizado.
La joven explicó entonces su problema, de como para poder conservar su trabajo ofreció favores sexuales a su jefe, quien a su vez fue destituido con el cambio de política gubernamental respecto al número de gerentes que debía haber. Después, reconsideró su versión, porque el tío no le creyó una sola palabra sobre lo del empleo, así que confesó que su marido le había estado molestando debido a que no sabía hacer nada bien, ella quiso vengarse y tuvo sexo con el jefe mientras a él le negaba todo tipo de avances. Habían pasado ya más de dos meses. No le convenía estar embarazada. Todos saben que te pueden ejecutar por violar el control poblacional en estos días, era un crimen grave en esta administración.
-¿Cómo puedes esperar que te ayude después de lo que me cuentas? Todo esto es solo tu culpa sobrina. Toda la familia giraba a tu alrededor y por eso esto sucede ahora, quedaste malcriada.
-Sin sermones tío, solo dame el té y terminemos con esto.
-¿Té?
-Sí- respondió Ling Sao -el té.
-Sobrina, ¿quién hubiera pensado que a una casada podía pasarle una cosa así? Es algo tarde para el té. Ya tienes mucho tiempo de estar preñada.
El tío se levantó de la silla y se retiró de la improvisada salita, con sus dibujos y su altar a la abuela, para entrar a la habitación contigua.
-¿Tío?- dijo la sobrina un tanto asustada, temiendo que el tío no le ayudase en lo absoluto con su problema -necesito su ayuda, por favor.
El tío regresó con un maletín viejo y gastado, de cuero, el cual puso sobre la mesa, digitó la clave y el maletín se abrió, sus contenidos provocaron miedo en la joven, quien jamás había visto semejante variedad de instrumentos afilados. Y cuando vio los tubos, las pinzas y las jeringuillas, sintió que perdía el aliento.
-Cuando viniste a mi casa, no dije que te iba a ayudar, pero entiendo que puedes morir si alguien más llega a enterarse de esto. La ayuda que te puedo ofrecer, es la única que puedo ofrecer con esta instrumentación. Tendrás que quedarte esta semana en la casa, así que llama a tu esposo y ofrece cualquier excusa para permanecer aquí.
Y la sobrina miró a su tío, sabiendo que esa era la única ayuda que recibiría,. |