... y los perros invaden la calle
y en sus dientes brilla la luna...
VERSALLES
Dubitativo en el exilio,
de cerradas puertas mazmorras,
decadente anciano en asilo,
del jarrón la esperanza rota.
La más pórfida lascivia soy
integrado en crueles paisajes.
La más pura ausencia soy. Yo,
el más cruel lamento salvaje.
Soy oscuro como un naufragio:
destino del navío extraviado.
Soy tenebroso como el cielo:
como el alma cuando alza el vuelo.
De mi boca olor a podrido
emana hedor si respiro.
Habito las ruinas del alma en tu ausencia
en compañía de espectrales figuras
en noche apagada, en ausencia de estrellas
bruman las horas tu ausencia, la luna...
tras una estela de odio oculta, así está la luna.
Reyes y reinas con sus doncellas guarecidos
huyendo de las tinieblas en su madriguera
siguense acicalando. ¡Son tan bien parecidos!
El trémulo fulgor de la hora en el reloj...
Quieta aguja. ¡Se ha parado! ¡Dí! ¿Iremos do?
El cielo nos trae
de estandarte en naufragio
miedo, lamento.
La entrada ha quedado bloqueada,
las grietas medrando están ya,
la escapatoria está vedada
desde hoy mismo hasta la eternidad.
¿De qué sirven sus riquezas?
¡Dime Dios! ¡Para qué las quieren!
¿Para qué, dime Dios, se peinan
si nadie va a venir a verles?
El mar inunda las ruinas y
no es el mismo bravío mar que ví
en mis días de vino y rosas
fumando y bebiendo en la costa,
con reyes, reinas y doncellas
en el barco contando estrellas.
El aullido del lobo en la colina confunde
el aire con el llanto débil del niño al nacer.
El aullido del lobo en la colina difunde:
el futuro fue olvidado antes de suceder
y que no hay más playa, ni más costa, lo pueden ver,
y que no hay más ya horas ni madrigueras nunca.
Antes de nacer los reyes no saben qué ocurre
e incluso se vuelven locos, se orinan, se abruman.
Soy la muerte, la vida. Las puertas y la esencia
que lucha y grita y forcejea y pide clemencia.
Mis pensamientos
de estandarte en naufragio:
de ellos soy preso.
Dubitativo en el exilio,
de cerradas puertas mazmorras,
decadente anciano en asilo,
del jarrón la esperanza rota.
La más pórfida lascivia soy
integrado en crueles paisajes.
La más pura ausencia soy. Yo,
el más cruel lamento salvaje.
... pero ni tú ni nadie, hombre muerto
espectro del cementerio
sabrá acercarse mañana ni nunca
al misterio del lobo.
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