Estoy escuchando otra vez música clásica. Siempre que escucho música clásica pienso en ti.
Me pregunto que estarás haciendo. Tal vez estas sentada en esa silla que te regalo tu abuela, esa que tiene el tapiz ya roído, pero que te gusta tanto. Estas sentada en esa silla, viendo al espejo, peinando tus largos cabellos dorados. Viendo tu reflejo, con esos ojos tan especiales de los cuales no he podido descifrar su color.

Te imagino danzando sin cesar de un lado al otro de la habitación, moviéndote, moviendo tu cabello rítmicamente. Haciendo una completa oda a tu bailar. Y tu solo ríes. Dejas que todo escurra como agua en tus manos. Sientes como pasa el viento entre tus piernas y solo ríes.

Hasta que hablas. La música se detiene para oírte a ti. Pero tus palabras son dulces, tan dulces que parece que la música nunca se detuvo.