FELIZ NAVIDAD
Por Víctor H. Campana
Espero que tengas un árbol de Navidad lleno de luces y decoraciones. Seguramente, como muchos otros, has colgado un calcetín con la esperanza de que San Nicolás venga a llenarlo con todas las cosas que has deseado. Los niños de toda edad amamos la Navidad y creemos en San Nicolás. La razón es simple: ambos simbolizan AMOR, y el amor es la esencia de nuestro ser. Navidad es la época especial del año en la cual el amor trasciende todos los significados intelectuales para manifestarse en lo que realmente es: materia de demostración.
Navidad, la tradicional celebración del nacimiento de Jesús, es algo más que una festividad religiosa—es la esperanza universal de una nueva y mejor vida a través del amor. Y Santa Claus, o San Nicolás, el patrón y santo de los niños, es algo más que el hombre viejo del mito moderno que reparte regalos a los niños buenos durante la Navidad—él es el conducto a través del cual el amor se materializa.
De manera que nosotros somos ambos: Navidad y Santa Claus, y también el niño que recibe los regalos. Solamente necesitamos mirar dentro de nosotros para ver que estamos modelados al estilo del espíritu de Navidad y de Santa Claus.
Todos vamos por la vida recogiendo regalos: relaciones familiares o sociales, educación, habilidad para sobrevivir, entendimiento, y riqueza material. En relación con nuestra habilidad y deseo, recogemos pocos o muchos regalos; es por eso que unos somos más ricos que otros. También vamos por la vida compartiendo nuestros regalos con otros, o demostrando nuestro amor. Pero esta demostración de amor, para que refleje el verdadero espíritu de Navidad y de Santa Claus, debe poseer la cualidad de ser libre y desinteresada. Esta actividad humana es placentera cuando entendemos el significado de ella: unir nuestra felicidad a la felicidad de otros.
Nosotros actualizamos nuestro amor y nuestra vida mediante la continuación consciente de nuestra actividad espiritual: ofreciendo reverencia a la vida gracias a la recepción de sus dones y el compartimiento de los mismos con los demás. Este es el eterno proceso de la vida, del cual debemos estar conscientes, por lo menos una vez al año, para así renovarnos y experimentar el amor como una presencia tangible en nuestras vidas.
Te deseo Feliz Navidad, con amor.
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