Se desprenden gotas, el invisible hombre observaba la eterna, frágil y misteriosa flor, que sería la última.
Sería tan fácil entornar la mirada cuando el ahusa, cuando el viento sople y tan sólo el sonido de los tímidos pájaros se mantenga en el aire. Este es mi primer escrito desde el lago, llegué ayer, aún las hojas no caen de los árboles. Estoy sentada en una fría roca, mi padre cocina, mi hermana juega.
Con que tranquilidad se mueve el agua, ¿verdad?, es increíble, si todos pudiéramos por un momento… El jarabe multicolor se colaba incansablemente por su cuerpo desgastado. Su falda oscilaba con las ráfagas de viento que aparecían luego de la tormenta, sus ondas parecían esconderse bajo el halo de su sombra, cuando la diminuta luz azul se presentó unos metros más adelante.
El cemento blanco triangular acogía sus pisadas rápidas; asimismo reducía su andar. El atardecer comenzaba a mostrarse aún más temprano que anteriores oportunidades.
Recuerdo que escuchó una música que provenía de la luz, la nada confusa desapareció con el cabello en movimiento de su melena enmarañada.
Los pequeños cristales en el fondo del escenario comenzaban a desplazarse, formaban círculos con la atmósfera del sudor y calor, el sofocante vaho fortificaba aún el ambiente. El tornasol se volvió celeste esta vez, con la inalcanzable estrella dorada en su punta.
Tomó ambas rodillas, sus grandes brazos las abrazaron con ternura, depositó su cuerpo en la acera de la avenida. Comenzó a observar, miraba con duda y recelo aquella luz que la seducía y la llamaba a acercarse.
El frío se coló por sus mejillas rojas, estas comenzaron a desvanecerse y a inmutarse de sensaciones. Sus asiáticos ojos, cerraban y abrían sus puertas, el rasgado orificio mostraba el cansancio y la incertidumbre de lo que venía.
Su alma comenzó a temblar, puede que saltara al cielo, segura de ir al infierno, aún seguía sentada, aún continuaba fría e inmutable.
Su cuerpo no realizaba movimiento alguno, la puerta desconocida iniciaba su abrir.
Quería mirarse, siempre ha estado viva, aún cuando ha intentado entrar al contraste de lo adverso. Es tu sangre.
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