Abordó la micro malhumorado. Toda la tarde había estado recorriendo tiendas, en el afán de conseguir los mejores regalos, y parecía que todos se habían puesto de acuerdo para darse a la misma tarea. El intenso sol de aquella tarde no mejoraba las cosas, y solo tenía conciencia de que se endeudaba. No sabía en cuanto.
La micro se había llenado a más no poder. Eso lo irritó aun mas. Poco podía moverse con las bolsas en el estrecho pasillo y ya comenzaba a anochecer.

"Sólo falta que me asalten" - se dijo a si mismo
Ni siquiera estaba seguro si valía la pena el esfuerzo . Empezaba a odiar las fiestas navideñas.

Era tarde cuando llegó a casa, pero aun se escuchaba el bullicio de sus hijos.
Abrió la puerta para descubrir la alegría hecha sonrisa en esos rostros infantiles. Esperaban su llegada, su presencia. Esperaban verlo bien.
Su molestia se esfumó.

Solo en ese instante descubrió que el mejor regalo no es material