una sensacion de aspirina que no detiene su prisa, me invade las cienes, y para colmo de males, toma el desvio a la congestion, dejandome tirado en una morge cinco estrellas, sin boleto para la vuelta.
un cansancio que suena rio a bajo, romolca mi osamenta hasta una desembocadura inapropiada para descansar.
una melodia turbulenta, espuma de despedida, roronea como la gata flora mis oidos artos de escuchar, sumbandome los timpanos y molestando mis pensamientos, ya sin furezas, ya sin aliento; pensamientos que se entremesclan con un llanto que viene del corazon, un grito de furia que quita suspenso a la tarde callada, una batucada desconpuesta de osio, que amenaza con detener su ritmo y su compas, cansada de tanto platillo frio de venganza.
muecas de dolor que mi rostro asume vencido, sin detener la sangre de mi senserro sin badajo.
brutalidad en mi panza hambrienta, dedicada a lastimarme antes de la cena, invitandome con un arakiri como copetin. y yo tan deprimido, con las poca defensas abiertas a caer, levanto el puñal, cual brindis ilustrado, y brindo por mis heridas que pronto sanaran, no sin antes putear por lo bajo, el dolor contenido de ayer. que acompaño mis años mozo, tatuando mi alma de soledad, implacable, como mi sed de amar. |