Tocando nueva vida;
el rostro hundido en la bajeza
marcando el paso de aquel goteo
de sangre que pega sobre mis parpados,
la desesperación que se vuelve alimento,
que se vuelve incienso,
recelo de tus palabras
dolor de tus miradas en mutismo,
Si tu intención era cortarme las halas,
estas han sido marcadas de llagas;
presentes e inherentes ante los cantos
de mis olvidadas palabras.
¿Cómo puedo tomar mi cuerpo si palidece,
cómo puedo asentar mi cabeza si se desvanece,
cómo puedo sentirme si mi alma fallece?
¿Puede ser esto lo definitivo en cuanto al dolor placentero,
al placer doloroso,
al sabor espectral?,
No lo se, pero los velos de lágrimas se posan sobre mis ojos y los lastres de congoja se atrancan en las cavidades que mi piel antigua ha sufrido,
ha vivido,
ha restituido en su escozor.
Aferrándose al futuro mientras el pasado se escurre entre los dedos;
como el presente, todo es una mentira llena de ira,
de misterio,
de razón.
La maldad tiene muchas formas,
pero ninguna tan vil como la virtud;
la profundidad de su compasión es tan
superficial como los pensamientos que erradican la emoción,
la risión,
el vivir,
el morir,
el nacer.
Y es como si sus ojos me miraran por sobre su hombro
mientras mi alma yace en una cama de muerte;
perdido en arrepentimiento,
perdido en un bosque invernal;
me mantendré en pie como roble,
nada mas que una mentira para mi,
paso a paso
cada vez más cerca de la destrucción.
Y es lo que es,
una baraja de sueños bastardos,
de duelos marcados;
por tu voz,
por tus pensamientos,
por tu perpetuo silencio.
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