No todo está perdido.-
La mulata mira con la cara llena de duda el son que lleva la hormiga al pasar por su mano. Ella dice –toda está perdido-. La hormiga se va en vueltas pasajeras de ilusiones psicodélicas llenas de rencor, en una pausa con ron y tabaco del yugo cafetero.
Algo ocurre, su mano linda ya está colonizada por la mierda que el insecto dejó al pasar. La mierda queda infecta, las uñas se pudren, la piel se tiñe de gris –otoño de piel- las venas explotan, lo huesos se hunden. -Polvo serás-
El pasar de la hormiga se vuelve insomnia, raconto de infinitos pasos sobre el cuerpo sin vida de la mano obrera. La mano linda, ahora, después de la impetrea mojonada es una pesadilla, una cerveza tibia, un beso sin lengua, sexo sin alma, cuerpos fríos, tiempo plantao, cogollo de espinos, puño sin voz.......
La mano es el mundo, el tercero, los terceros mundos que pagaron la cuenta por el suicidio colectivo de la humanidad sin memoria. Los mundos que respiran en el culo del primero. Las voces que no hablan, los cuerpos que obedecen, las deudas eternas, el pago obligado...las voz de la quena suena cada vez más triste.
Y ya no es solo la mano mulata, son los pies del indígena, el codo del obrero, el brazo de la temporera, los pechos de la profesora, el rostro del meztizo, las alas de los niños, es el cuerpo entero de la pachamama infectado con la mierda de la hormiga.
¡¡¡¡¡puto insecto!!!, grita la mulata.
¡¡¡¡¡puta madre!!!, grita el tercer mundo.
No todo está perdido.-
Por alguna razón, el útero se mantiene virgen, prístino y algo pequeño, más pequeño que una hormiga, se levanta en la célula más pequeña de lo único que va quedando y se re-produce y golpea inquieta, subersiva en las venas que la bañan.
Esperanza dicen que se llama.
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