¡Luis Ferdinand Collignon! [noc noc, a la puerta tocan]. Le traemos un envío de parte de su madre, la mujer del escalante, Sépase usted no conozco ninguna mujer escalante, Ahh ¿no la reconoce?, ¿A quién?, A su madre, Ah claro la mujer del escalante sí. Y ¿qué me trae?, Dice que ha ido al viento vientoso de los panteones del moctezuma número... oh olvidé el número, Y ¿qué ha hecho ahí?, Nada más que ir de turista observando las finas piedras talladas por las mujeres de Japón, además de encontrar esto que le ha enviado..., ¡Un paquete de tortillas!, Usted lo ha dicho: un paquete de tortillas, ¡Y de maíz!, De las buenas Señor Collignon, ¿No dice cómo las ha conseguido?, No y me temo que morirá con el secreto envainado junto a su espada. Enhorabuena... ¡Se hará una fiesta para conmemorar el fin de año, el fin de la desgracia y el fin de todo! Qué tortillas estas tan más amarillas..., ¿Quiere que le hagamos saber a su madre del festejo?, Sí dígaselo, y además usted también está invitado..., ¿Puedo traer a mi familia?, A todos... excepto a los hurones amigos de sus hijos... o nos darán ganas de comérnolos, ¡Perfecto Señor! ¡Es usted el Gato más amable de la República Moeanieana! ¿jugaremos ajedrez?, Al revés, igualito al dominó, ¡Señor Collignon!, No remilgue.
A las siete de la noche en el Imperio Arroyueloso de los Santos I.B, el Papa II Gagné Berdolavias abrió sus túnicas y ¡estaba desnudo! y se avergonzó tanto que prefirió irse a su casa en lugar de quedarse a probar las algas al mojo de hébano óxido. A las siete y diez comenzó la gran cena y toda la gente al rededor del palacio de Monseur Louis F. Collignon admiraba la belleza de su mujer, la grandísima Espendole Marie du Souvenir vistiendo una extensa enredadera de jazminez en las orejas.
Querida Marie es usted la más hermosa de todas las gatitas muac muac muac, ¡Louis! Estropearás mi peinado el día que viene tu madre, Mi madre está sentada a tu derecha, para estas horas ya inspeccionó los jazmines embabucados.
La mujer de escalante con un gran pastel en la cabeza miraba cómo los pterodáctilos se limaban las escamas córneas antes de comer, Mira mira Marie, tienen un sistema tegumentario, ¿Un qué?, Sistema tegumentario, ¿Epistema secundario?... Entonces se escuchó un grito de pánico en la mesa, Moe, que venía de la mano de la señora de escalante entorpecido por la horrible sorpresa dió un suspiro final casi de desmayo. Apresuradamente le dieron a oler vinagre de caña mandrilia y este se levantó diciendo, ¡Los Tencas han dejado tenias escondidas en las milanesas de papa!- Un gran revuelo se levantó en las mesas de Su Señoría Luis Ferdinand Collignon. ¡Pero cómo! ¡Repartichórcholis! ¡Agacáspita! ¡Uff! ¡Almácara de Postrik nos proteja! ¡Mi alpaca peruana será robada! ¡Distinción entre los bosquejos del génesis! ¡Bah, existe un trasfondo político en eso!- El pueblo entero enredándose en los largos manteles del jardín por huir, no nos vayan a descubrir la fechoría, mientras que otros se decían: ¿quién será ese desgraciado que planta tenias en las lenguas, en las muelas, en los sistemas tegumentarios de los pterodáctilos filosos?, entonces el Gran Moe se pone de pie y los mil estelares de sus ojos en conjunción con la galaxia sempiterna a la que pertenecemos gritaron al unísono ¡Traidores! ¡Traidores los que están de parte de los Tencas! ¡Les traeré una lluvia de rayas! ¡Verán como les requetipican en las ingles! - La gente se volvió más loca de lo que ya estaba, paseaban como hormigüelas miopes susurrando rayas rayas rayas rayas. Gran Moe volvió a levantarse, ¡Que ningún tigre bovino de nuestra Señora de Siberia vendrá a salvaros! ¡Traidores! - Y una lágrima escurrió por la mejilla de frambuesa de la señora de escalante. Entonces el Parangaricutirimicuaromóvil llegó quemando llanta, la señora de escalante, Gran Moe, Monseur Collignon y su mujer Marie du Souvenir subieron a sus dieciocho ruedas y partieron al hospital de zona. Por suerte, Gran Moe sólo había mordido la corteza de las papas y Marie sólo lamido un pedazo empanizado, así que el embrollo no dió para más gravedad. Al siguiente día en los periódicos se publicó la nota y la Medussa de las Paredess, junto a sus amigos los Calamares Bálticos acudieron al gran castillo primaveral, venían con una gran lona en sus lomos cargando millones de Tencas muertos, ofreciendo el sacrificio y así el pueblo sea perdonado por semejante atrocidad. Monseur Louis Ferdinand perdonó todas las castas... y a las prostitutas también, sólo que a estas últimas las mandó por paquetería (twothousandflashes) a un simposio donde se congregarían las nuevas medicinas que deberían tomar al pié de la letra. Se realizó una nueva fiesta, ahora familiar, donde además de Monseur y su beige esposa, su madre y su querido Gran Moe, aparecieron en fila el Señor Lou, Mistress David, unas De las Monjas, soldados porta dibildoxes y una gran lista de pintores. Se partió el pastelón de Pigna que había estado montado por años en la cabeza de la señora de escalante, y esta tuvo que cambiarse a Mayúsculas su nombre, puesto que ya no tenía peso alguno en el cráneo betunezco. |