...el poco cielo que veo no me parece del mismo azul, no es el cielo cotidiano que conozco, con sus grises de invierno, blanco inmaculado de nubes estivales, rojos de atardeceres melancólicos y nostálgicos, amarillos brillantes...arco iris al fin.
Desde "el palomar" solo vemos el jardín del psiquiatrico, es hermoso y bien cuidado, está puesto para nosotros o para nuestros visitantes?
En "el palomar" solo tenemos media hora de recreo en un patio cerrado por un muro que se nos antoja impresionantemente alto, como si estuvieramos dispuestos a saltarlo, aqui estamos dormidos, drogados dia y noche, nos rodea la mansedumbre artificial de nuestros propios compañeros, hablamos, pero tarda e infrecuentemente, mover la lengua desgasta, nos ponen la televisión y nadie es capaz de mirarla, así de vacios estamos.
En "el palomar" los vampiros nos analizan la sangre los dias pares, hasta tiene su gracia, que locura tan real hay aqui dentro, comprueban si estamos al límite de droga, si la cantidad en vena todavía no es letal.
Lo peor son las madrugadas, nunca se a que hora me despierto, solo puedo ver la odiosa luz roja de la cámara, espiando nuestro sueño, nuestro cuerpo al desvestirnos, nuestros ronquidos...nunca llegué a acostumbrarme a eso.
Nos prohiben los relojes, los teléfonos, los mecheros, las llaves de los armarios...y no nos dejan fumar hasta pasadas las siete.
En "el palomar" aprendí que la libertad es el bien que más aprecio.