(Yo llevo 4 y mi amigo ya perdió la cuenta.)

Me gustaba salir con Gabriel. Con cada salida añadía una más para la cuenta y mi vitalidad con cada acto volvía a nacer, cual ave Fénix.

Me gustaba salir con Gabriel. Siempre en el borde de la expectativa. Bastaba un "esto no me huele muy bien" para que circulara en mi la sospecha de algo peligroso. Cuchillos, pistolas y dinero ocioso nos acompañaban en nuestras aventuras, pero jamás sustancias de alteración orgánica.

Me gustaba salir con Gabriel. Me cuidaba con un hermano mayor y me decía lo que tenía que hacer con detalle. A veces me molestaba y le gritaba uno que otro garabato y luego se callaba. Me miraba y comprendía hasta dónde debía llegar. Siempre en pos de la camadería.

Yo jamás salía con otra persona. Podía ser menos emocionante. Poco excitante.

Me gusta salir con Gabriel. Al borde de lo oscuro y lo urbano. Me gusta salir con él aunque temo por mi vida cada día, en cada salida. Me gusta salir con él porque pierdo el control, y mientras más lo pierdo, más se revelan en mi los deseos más profundos.