Frente a su espejo, ojos enrojecidos sollozos en intervalos gemelos buscando desahogar la pena anidaba en su alma.
Como si pudiera verme, acercaba su cara al espejo, gozando la caída de su llanto en los deltas de su Nilo, lavaba recuerdos, contaba en voz baja los secretos retenidos en su orgullo.
Sus labios balbucieron una corta palabra inaudible, la repitió in crescendo entre suspiro y suspiro hasta eruptar mi nombre ante los cuatro silencios.
-Si no te hubieras ido -dijo- ¡cuantas mañanas hubieran descubierto nuestros vientres y saciado nuestros ojos la sed de mirarnos frente a frente, bebiendo sonrisas de cada caricia prohibida!
¡Ay amor… como duele tu ausencia, culpable me siento por no haberte dicho cuanto te quería, por no haber besado tus manos y pintado en mi rostro tus huellas digitales, por no mirar tus ojos en cada atardecer y en cada madrugada, por no haber acariciado tu pelo como bebé dormido en mi regazo, por no haberte dado un beso, cuando tus labios lo pedían!
Cuando partiste aquella tarde lluviosa con la niebla entre tumbas, no tuve tiempo de decirte adiós como hubiese querido, la última palada de tierra sepultó la caja y se fueron contigo mis sueños que jamás han regresado.
El infierno comenzó al regreso a nuestro nido de amor, me sentí extraña en casa pues sin ti he perdido la costumbre, jamás me enseñaste a olvidarte.
¿Como decirle a las cosas que tocaste de tu ausencia?, huérfano ha quedado aquel poema inconcluso de palabras, aquel que titulaste “Por si llego a partir”, En los primeros días no te extrañe del todo, pues los recuerdos te hacían estar presente, mas poco a poco, mi fuerza fue cediendo al olvido…Primero fueron segundos…Después minutos, luego horas y días acumulados a meses ,años y al final cada 20 de Abril.
Y es que perdí lágrimas para llorarte, lamentos para reclamarle a dios por tu partida, recuerdos que solo abren las heridas de aquel amor que te llevaste. Por eso y otras cosas maté los días del calendario para resucitar el día de nuestro encuentro sin cadenas, sin reclamos a nadie por tu ausencia.
A veces te imagino en el huerto de la casa pintando poesías en las cortezas de los árboles pequeños para que el futuro no pierda la memoria, a veces restaurando corazones que grabamos en el tiempo de la caricia primera, preludio del primer orgasmo,.
Te imagino siguiendo huellas en el lodo que se seca, subiendo la colina y en lo alto con el viento deshojando tus cabellos, gritar mi nombre a los cuatro puntos cardinales, uno de los cuales llevará tu mensaje compuesto de suspiros a través de mi piel,
A veces, he dejado el balcón abierto para que puedas entrar en esta morada que te extraña y te bendice en cada grano del reloj de arena.
Porque sé que estás ahí aunque no pueda mirarte.
Muchas veces me hago la dormida y siento que paseas por mi cama mirando como siempre los resquicios de mi bata, reconociendo en mis senos los besos que aun no se han borrado y el camino andado, desde Venus a mi boca.
Siento que acaricias mis labios con tus dedos como ciego que inventa sus dominios, te detienes cuando quiero que prosigas…Entiendo tus razones… Es que… Aún recuerdo las eternas noches cuando arañaba tu pecho cabalgando a contratiempos, mientras entrabas auscultando mis entrañas en busca de universos.
Cómo olvidar el estallido en todos los sentidos cuando ascendíamos juntos a la luna, volcanes en celo, entre fiestas de confeti y fuegos artificiales, Mardi grass de antifaces y ruedas multicolores.
Después despierto y te siento huir. Mueves a tu paso las cortinas, y esquivas la mirada que te ansía. De escondite a escondite, juegas “al no me encuentras”,. Finalmente te acorralo detrás del gran espejo y aunque creas que no te advierto, sé que estas ahí, espiando movimientos.
Ves como acaricio tu recuerdo y al son de Casablanca, doy giros en el viento, aprisionando tu retrato te beso en desacierto, buscando realizarte en cada nota del compás.
¿Si estás ahí por qué no te apareces y me llevas contigo?. Anda sé mi guía en las tinieblas rumbo al cielo o al infierno, pero toma mis brazos y mis ojos. Aquí en esta soledad que consume mí tiempo el reloj ha perdido manecillas, como yo esperanzas; tu retrato el brillo por mis besos y el camisón de nueva luna se lo comieron mis dedos extrañando tus caricias.
Ayer vi llorar a mi esposa, como todos los años, cada 20 de abril, desde hace ya 40.
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