Ya te lo pagaré.
Con el alma desnuda, con el cuerpo desnudo, con cada pulgada de mi conciencia.
Ya te lo pagaré.
Con el recuerdo de mis muertos.
Con el dolor mancillante y quieto de quien ha nacido.
Con el perfume que se quedó grabado en el recuerdo.
Con el incipiente entender de que todo lo que he hecho, es falso o verdadero.
Con el apreciable sabor de mi derrota y la amarga sensación del triunfo.
Con el abrazo sincero de un hermano y el beso traidor en la mejilla.
Con el eterno vaivén del tiempo, y el tiempo, que ni va, ni viene.
Con el atardecer de mi existencia, y la noción de que todo sigue igual.
Con el lento paso, que a veces acelero y la mano al corazón, que me detiene.
Con el llanto que pende de mis ojos, y mis ojos, que no quieren abrirle.
Con el vuelco al corazón que su presencia provoca, y la paz, que de nada me sirve si se va.
Con el sentido de mi bata blanca, y el sinsentido de mi conciencia turbia.
Con el paso generoso entre el dolor, y mi mano que recibe la paga.
Con el silencio ante la vida y la sonrisa ante la muerte.
Ya te lo pagaré, mi Dios, esté Don.
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