Siento tus armas sentarse junto a mí y se siente cual cielo. Difícilmnete puedo evitar entregarme y me mojo en cascadas sin sín. Cierro los ojos, es tarde para otra cosa ya. He comenzado a sentir sus frías bocas de metal jugar con mis cabellos, rondar mi cuello. Un espasmo, un beso, la luz.
Texto agregado el 19-12-2004, y leído por 120 visitantes. (0 votos)