Pido perdón, avergonzada, por la tibieza de mi alma ante el dolor, aparentemente ajeno...
Por dejar que me abrume la impotencia, cruzada de brazos ante la injusticia y la desesperación de otros.
Por silenciar en mí la indignación, y sobre todo, el escalofrío de muerte sembrado por "personas" sin conciencia, que utilizan la inocencia para exigir "Dios sabe qué...".
Por "olvidar", huyendo del dolor, la pena desvalida de cientos de personas a las que le tocó la muerte de cerca, planteándose irremediablemente lo que todos debíamos plantearnos:"¿Por qué...?
Por dejar que el veneno de la decepción recorra en silencio los rincones de mi conciencia, en vez de gritar tan alto que pueda ser escuchado en el cielo...
... Y hoy, nunca tarde para rectificar, permito a ese dolor que me invada, corroyéndome voraz las esperanzas, de que este mundo en el que vivo, tenga algún bello sentido...
Y, asiéndome al estandarte de la verdad, proclamar mi indignación personal, no ya hacia los autores de esta catástrofe antinatural, sino hacia cada uno de los que cerramos los ojos ante la evolución de la conciencia humana, que convive con un dolor que es capaz de ignorar, hasta el punto de no entender de lo que se trata la solidaridad..., hasta el punto de lavarse las manos, repletos de la tranquilidad de sus conciencias, que les dicta: "Pobres..., pero yo no puedo hacer nada..."
Y propongo, darle algún sentido a tanto dolor, uniendo las almas hacia la verdad y el amor..., no sólo hacia los familiares de las víctimas del 11-M, sino hacia todo ser humano menos privilegiado que nosotros...
Engullamos la superficialidad en la que nos movemos, ajenos a todo lo que no nos toque de cerca, y luchemos todos hacia un mundo en el que, a pesar de existir el dolor, se encare de una forma más solidaria...
Abandonemos nuestro metro cuadrado de egoismo, derribemos los muros de la autosuficiencia, y volquémonos un poco en el que nos mira, con lágrimas en los ojos, mientras apartamos, nerviosos, la mirada, y comenzamos a pensar, de nuevo, en NOSOTROS MISMOS...
Ojalá el alma humana sobreviva, resucite de su egocentrismo y tienda a abrirse, con una sonrisa, a ese mundo del que nos quejamos en silencio, mientras nuestro interior no lucha para que sea mejor...
Mil perdones de todo corazón...
(16/12/04) |